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6.6- Enver Hoxha y el PTA como paradigmas de la deshonestidad y el dogmatismo en su crítica a Mao

Actualizado: 28 dic 2020

Por Héctor B. M.


Resumen: Durante las siguientes líneas se realizará un breve análisis sobre las contradicciones en el pensamiento de Enver Hoxha y el Partido del Trabajo de Albania —a partir de ahora PTA—, centrándose en lo relativo a sus críticas a Mao Tse-tung y visualizando actitudes dogmáticas y oportunistas ubicadas fuera de todo contexto socialista científico. En esta crítica se demostrará que quien se erigió como paladín en la lucha contra el revisionismo utilizó su posición de manera deshonesta y dogmática, violando los principios más elementales de la ideología que decía defender. Sirva el siguiente texto para verificar que las figuras de Hoxha y el PTA trataron de ganar prestigio a costa de Mao Tse-tung mediante la distorsión de la realidad, la manipulación de diversas citas y la más descarnada mentira. Cabe señalar, asimismo, que no todos los aportes históricos de Enver Hoxha y el PTA son criticables por su posicionamiento dogmático y su desconexión del socialismo científico. Al contrario; el líder albanés demostró hilar muy fino en más de una ocasión, lo cual, no obstante, le pone aún más en evidencia. Prescindir voluntariamente de herramientas dialécticas a la hora de exponer una tesis —como constatar la verdad en los hechos— no sólo es un error; es una violación de los principios más básicos del socialismo científico y una demostración de oportunismo ideológico.


Palabras clave: Albania, Enver Hoxha, Dogmatismo, Mao, Marxismo.





I. El papel de la manipulación de citas dentro de la táctica de Hoxha respecto a la teoría de Mao Tse-tung.


Uno de los elementos más habituales de la argumentación de Enver Hoxha es la tendencia a descontextualizar, o directamente amputar y modificar las citas de sus rivales políticos para provocar un desequilibrio dialéctico a su favor. Este tipo de prácticas deshonestas desorientaron a muchos revolucionarios que deseaban descubrir la verdad en los hechos, facilitando aún más la fragmentación del Movimiento Comunista Internacional, y por tanto, la capacidad de la clase obrera para librarse del yugo imperialista. Desgraciadamente, la mayoría de los seguidores de Hoxha dieron por justas sus palabras sobre China sin analizar los hechos, y menos aún los textos originales en los que Mao Tse-tung desarrolló su teoría. Lamentablemente para todos, este abyecto manual de estilo ha sido incorporado a los principios de muchas organizaciones comunistas que, bien voluntariamente o por un déficit en su capacidad para crear teoría, analizan la realidad obviando los hechos históricos y se centran en el culto a las citas para argumentar sus críticas. Tal caracterización del debate político ha de ser denunciada por quienes defendemos los principios fundamentales del socialismo científico, y es que la apreciación de la realidad en torno a los textos no sirve de nada si estos carecen de elementos consustanciales a la verdad en los hechos. Es más, la historia nos demuestra que grandes maestros del socialismo científico como Stalin se equivocaron en algunos de sus análisis y posteriores directrices, idealizando situaciones en base a los informes que les llegaban de mano de sus colaboradores. Tal es el caso del telegrama enviado por la Komintern a la sección china en octubre de 1926, en el que se instaba a constreñir el movimiento campesino hasta que Shanghai fuera tomada. A pesar, e independientemente de que Stalin reconociera su error y que el telegrama fuera invalidado semanas después, el daño ya estaba hecho y los derechistas encabezados por Chen Duxui medraron dentro del PCCh provocando un auténtico desastre en las filas revolucionarias. En relación a esa misma cuestión, Mao teorizó sobre la táctica de cercar las ciudades por el campo. Esto merece nuestra atención para descubrir las manipulaciones de Hoxha en su crítica.


Durante la Revolución China de 1924 a 1927, los errores en la dirección del PCCh dirigido por Chen Duxui estuvieron a punto de aniquilar al Movimiento Comunista Chino. Ante la debilidad del proletariado urbano, Mao teorizó que las circunstancias de aquel periodo invitaban a organizar un repliegue que dotase al movimiento de diversas bases rurales desde las cuales el campo rodeara la ciudad. En ese aspecto, Mao admitió correctamente que el campesinado debía ser la principal —que no la dirigente— fuerza de la revolución democrática contra la autarquía y los traidores. El posterior aventurerismo de Wang Ming y su facción —los 28 bolcheviques— derivó en una aplastante derrota del movimiento popular en manos del ejército de Chiang Kai-shek. Tras la derrota, los líderes del PCCh, encabezados por Mao y Zhou Enlai organizaron lo que conocemos como La Larga Marcha. En su obra «El Imperialismo y la Revolución», Enver Hoxha nos traza un esquema que, lejos de ver la verdad en los hechos y admitir las debilidades del Movimiento Comunista en los núcleos urbanos, critica las decisiones de Mao tildándolas de nacionalistas y campesinas. En otras palabras: según Hoxha, la observación de las condiciones de China y el uso del socialismo científico para resolver tales condiciones es una actitud pequeñoburguesa y campesina. Aquí es donde Hoxha desata su deshonestidad y manipula las palabras de Mao descaradamente.


Veamos cuál es la opinión del líder albanés sobre la situación:

Mao Tse-tung expresaba esta teoría pequeñoburguesa en la tesis global «el campo debe asediar la ciudad». «...el campo revolucionario, escribía él, puede asediar las ciudades... el trabajo en el campo debe desempeñar el papel principal en el movimiento revolucionario chino, mientras que el trabajo en la ciudad debe desempeñar un papel de segundo orden». Mao ha expuesto esta misma idea cuando ha escrito sobre el papel del campesinado en el poder. Ha indicado que todos los partidos y demás fuerzas políticas deben someterse al campesinado y a sus puntos de vista. «...millones de campesinos se pondrán en pie, serán impetuosos e indomables como un verdadero huracán, escribía él, y no habrá fuerza capaz de contenerlos... Pondrán a prueba a todos los partidos y grupos revolucionarios, a todos los revolucionarios, con el objetivo de que acepten o rechacen sus puntos de vista». Según Mao resulta que es el campesinado y no la clase obrera quien debe ejercer la hegemonía en la revolución. (Hoxha, 1976). [1]

En estas líneas estamos presenciando una miserable manipulación de las palabras de Mao Tse-tung, así como una tremenda falta de entendimiento de las características de la sociedad china. En primer lugar, cabe señalar que Hoxha no entiende que los grupos comunistas estaban prácticamente aniquilados en la China urbana y que el repliegue de fuerzas debía culminar con la fortificación de un eje en el que los campesinos fueran la principal fuerza, y cabe repetir, no la fuerza dirigente —Hoxha no distingue lo cuantitativo de lo cualitativo. Lanzarse a tomar las ciudades no sólo hubiera sido un nuevo suicidio, sino la culminación del programa trotskista del ya difunto Chen Duxui. Asimismo; vamos a ver como la traducción de las obras escogidas de Mao Tse-tung al albanés relativas a este punto están absolutamente deformadas y distan de decir lo mismo que otras ediciones, como las traducciones al castellano o al inglés. Obsérvese las negritas de la cita anterior, las dos traducciones correctas y la parte más importante omitida a continuación para desenmascarar la tremenda manipulación.

En mi reciente viaje a Junán, he investigado sobre el terreno la situación de cinco distritos: Siangtan, Siangsiang, Jengshan, Liling y Changshá. Durante treinta y dos días, del 4 de enero al 5 de febrero, en las aldeas y capitales de distrito, reuní en conferencias de investigación a campesinos con experiencia y camaradas dedicados al movimiento campesino y escuché atentamente sus informaciones, lo que me permitió recoger abundante material. Muchos de los cómos y porqués del movimiento campesino resultaron ser exactamente lo contrario de lo que yo había oído decir a los shenshi en Jankou y Changshá. Vi y oí muchas cosas sorprendentes, de las que hasta ese momento no estaba enterado. Creo que cosas semejantes ocurren también en muchos otros lugares. Hay que poner término inmediatamente a todo comentario contra el movimiento campesino y corregir cuanto antes todas las medidas erróneas que respecto a él han tomado las autoridades revolucionarias. Sólo así se puede contribuir al desarrollo futuro de la revolución. Pues el actual ascenso del movimiento campesino es un acontecimiento grandioso. Dentro de poco, centenares de millones de campesinos en las provincias del centro, el Sur y el Norte de China se levantarán como una tempestad, un huracán, con una fuerza tan impetuosa y violenta que nada, por poderoso que sea, los podrá contener. Romperán todas las trabas y se lanzarán por el camino de la liberación. Sepultarán a todos los imperialistas, caudillos militares, funcionarios corruptos, déspotas locales y shenshi malvados. Todos los partidos y camaradas revolucionarios serán sometidos a prueba ante los campesinos y tendrán que decidir a qué lado colocarse. ¿Ponerse al frente de ellos y dirigirlos? ¿Quedarse a su zaga gesticulando y criticándolos? ¿Salirles al paso y combatirlos? Cada chino es libre de optar entre estas tres alternativas, sólo que los acontecimientos le obligarán a elegir rápidamente. (Mao, 1927). [2]

La misma cita, en su edición en inglés:

During my recent visit to Hunan I made a first-hand investigation of conditions in the five counties of Hsiangtan, Hsianghsiang, Hengshan, Liling and Changsha. In the thirty-two days from January 4 to February 5, I called together fact-finding conferences in villages and county towns, which were attended by experienced peasants and by comrades working in the peasant movement, and I listened attentively to their reports and collected a great deal of material. Many of the hows and whys of the peasant movement were the exact opposite of what the gentry in Hankow and Changsha are saying. I saw and heard of many strange things of which I had hitherto been unaware. I believe the same is true of many other places, too. All talk directed against the peasant movement must be speedily set right. All the wrong measures taken by the revolutionary authorities concerning the peasant movement must be speedily changed. Only thus can the future of the revolution be benefited. For the present upsurge of the peasant movement is a colossal event. In a very short time, in China's central, southern and northern provinces, several hundred million peasants will rise like a mighty storm, like a hurricane, a force so swift and violent that no power, however great, will be able to hold it back. They will smash all the trammels that bind them and rush forward along the road to liberation. They will sweep all the imperialists, warlords, corrupt officials, local tyrants and evil gentry into their graves. Every revolutionary party and every revolutionary comrade will be put to the test, to be accepted or rejected as they decide. There are three alternatives. To march at their head and lead them? To trail behind them, gesticulating and criticizing? Or to stand in their way and oppose them? Every Chinese is free to choose, but events will force you to make the choice quickly. (Mao, 1927). [3]

En estas palabras, Mao Tse-tung deja clarísimo que los comunistas deben «ponerse al frente de ellos y dirigirlos», y no «quedarse a su zaga gesticulando y criticándolos, o salirles al paso y combatirlos». Hoxha se pone en evidencia como un auténtico falsificador cuyo propósito no es el de criticar una línea incorrecta desde la camaradería; el líder albanés toma el camino de la difamación y la mentira para justificar su dogmatismo y aislamiento. Lo más curioso de todo es que Stalin, a quien Hoxha idolatraba de manera oportunista, observó la situación desde la misma perspectiva que Mao Tse-tung criticando duramente las decisiones de Wang Ming y el PCCh. En el siguiente fragmento Stalin refuta los planteamientos de Hoxha:

Yo sé que entre los kuomintanistas e incluso entre los comunistas chinos hay quienes no estiman posible el desencadenamiento de la revolución en el campo, temerosos de que la incorporación del campesinado a la revolución rompa el frente único antiimperialista. Esto es un profundísimo extravío, camaradas. El frente antiimperialista en China será tanto más fuerte y poderoso cuanto antes y más a fondo se incorpore el campesinado chino a la revolución. Los autores de las tesis, en particular Tang Pingsian y Rafes, están sobrados de razón al afirmar que una condición de todo punto imprescindible para el triunfo de la revolución china es satisfacer en el acto las reivindicaciones campesinas más apremiantes. Yo creo que es hora de acabar con la inercia y la “neutralidad” respecto al campesinado que se observa en los actos de ciertos elementos del Kuomintang. Yo creo que tanto el Partido Comunista de China como el Kuomintang, y, en consecuencia, el poder de Cantón, deben pasar sin más dilaciones de las palabras a los hechos y plantear el cumplimiento inmediato de las reivindicaciones más urgentes del campesinado. (Stalin, 1926). [4]

Es más que evidente que la táctica de Mao Tse-tung coincide con la de Stalin, por mucho que Hoxha trate de objetar que el primero planteó la hegemonía para el campesinado, cuando la verdad es que siempre dejó bien claro que la clase dirigente en las revoluciones chinas no debía ser otra que el proletariado. El estudio de las contradicciones en la sociedad china, y la debilidad de la clase obrera para llevar adelante una revolución socialista dieron pie a un planteamiento científico correcto por parte de Mao Tse-tung, pues no cabía otra opción que apoyar a los campesinos y dejar de desconfiar en ellos —algo propio de trotskistas. La cuestión principal que subyace en esta materia es que los hechos sucedieron acorde a los planteamientos de Mao Tse-tung, pues el campesinado facilitó la lucha revolucionaria a partir de ese momento, salvaguardando el futuro de la revolución bajo dirección del PCCh y el proletariado avanzado. Enver Hoxha, no sólo mutila los textos para dar forma a sus mentiras, sino que llega al límite de creerse sus propias patrañas obviando y dejando de lado la verdad en los hechos históricos acontecidos en China y los informes de la Komintern al respecto. Pero vamos a ir más allá y daremos la palabra a Stalin para que nos aclare, aún más si cabe, su opinión al respecto: "La Internacional Comunista consideraba y sigue considerando que la base de la revolución en China, en el período actual, es la revolución agrario-campesina" (Stalin, 1927). [5]


Es decir, el pensamiento de Stalin en lo relativo a la revolución en China es antagónico al de Enver Hoxha, ¡tanto es así que las posiciones del albanés coinciden por completo con las de la oposición trotskista! Pero Hoxha no se queda aquí, y vuelve a la carga con sus manipulaciones y medias verdades para, de nuevo, demostrar su falta de escrúpulos en esta materia. Observemos que aduce al respecto:

Mao Tse-tung nunca ha podido comprender y explicar correctamente los estrechos vínculos que existen entre la revolución democrático-burguesa y la revolución proletaria. En oposición a la teoría marxista-leninista, que ha argumentado científicamente que entre la revolución democrático- burguesa y la revolución socialista no se levanta una muralla china, que ambas revoluciones no deben estar separadas por un largo período de tiempo, Mao Tse-tung afirmaba: «La transformación de nuestra revolución en revolución socialista es una cuestión que pertenece al futuro... Que cuando se haga esta transición... puede necesitarse un período bastante largo. Dado que para tal paso no se dan todas las condiciones políticas y económicas necesarias, dado que esta transición no puede aportar beneficios, sino perjuicios, a la mayoría aplastante de nuestro pueblo, no debe hablarse de ella. (Hoxha,1976). [6]

Algunos se preguntarán por el contenido que Enver Hoxha deja sin rellenar utilizando unos puntos suspensivos… Pues bien, en la obra de Mao Tse-tung podemos encontrar que los puntos suspensivos son precisamente lo que contradice lo defendido por el albanés. Para que quede claro el nivel de las deformaciones y las omisiones intencionadas, adjunto las traducciones de la obra de Mao Tse-tung tanto en castellano como en inglés:

La transformación de la revolución se efectuará en el futuro. La revolución democrática se transformará indefectiblemente en una revolución socialista. ¿Cuándo se producirá esta transformación? Eso depende de la presencia de las condiciones necesarias y puede requerir un tiempo bastante largo. No debemos plantear a la ligera esta transformación antes de que estén dadas todas las condiciones políticas y económicas necesarias y de que tal transformación sea beneficiosa y no perjudicial para la aplastante mayoría del pueblo. Es erróneo dudar de este punto y querer que la transformación se efectúe dentro de poco, como lo hicieron en el pasado algunos camaradas que sostenían que esta transformación comenzaría el mismo día en que la revolución democrática empezase a triunfar en las provincias importantes. Creían tal cosa porque no lograban ver qué tipo de país es China política y económicamente, porque no comprendían que, en comparación con Rusia, China encontrará más dificultades y necesitará más tiempo y esfuerzos para dar cima a su revolución democrática en los terrenos político y económico. (Mao, 1935). [7]

La misma cita, en su edición en inglés:

The change in the revolution will come later. In the future the democratic revolution will inevitably be transformed into a socialist revolution. As to when the transition will take place, that will depend on the presence of the necessary conditions, and it may take quite a long time. We should not hold forth about transition until all the necessary political and economic conditions are present and until it is advantageous and not detrimental to the overwhelming majority of the people throughout China. It is wrong to have any doubts on this matter and expect the transition to take place soon, as some of our comrades did when they maintained that the transition in the revolution would begin the moment the democratic revolution began to triumph in key provinces. They did so because they failed to understand what kind of country China is politically and economically and to realize that, compared with Russia, China will find it more difficult, and require much more time and effort, to complete her democratic revolution politically and economically. (Mao, 1935) [8]

Pero no crean ustedes que Enver Hoxha termina sus manipulaciones y amputaciones ahí; no amigos. El albanés continúa su diatriba contra Mao Tse-tung del siguiente modo:

A esta concepción antimarxista, que no está por la transformación de la revolución democráticoburguesa en revolución socialista, se ha atenido Mao Tse-tung a lo largo de toda la revolución, inclusive después de la liberación. Así, en 1940 Mao Tse-tung dice: «La revolución china debe atravesar necesariamente... la fase de la nueva democracia y solamente después, la fase del socialismo. De estas dos fases, la primera será relativamente larga... (Hoxha, 1976). [9]

¿Qué tendrán las Obras Escogidas de Mao Tse-tung en su edición albanesa, que el bueno de Enver Hoxha siempre acababa poniendo puntos suspensivos en las partes clave de su discurso para hacerle pasar por un contrarrevolucionario? Habrá que ver otra vez que nos dijo de verdad Mao Tse-tung para conocer su auténtico mensaje. Eso sí, hagámoslo en su traducción autorizada de Ediciones en Lenguas Extranjeras:

No cabe duda de que la actual revolución, que es la primera etapa, se desarrollará hasta llegar al socialismo, que es la segunda. Sólo con el socialismo conocerá China la verdadera felicidad. Pero todavía no es el momento de realizar el socialismo. Luchar contra el imperialismo y el feudalismo es la actual tarea de la revolución china, y mientras no se la haya cumplido, no se puede hablar de socialismo. La revolución china pasará forzosamente por dos etapas: primero, la de la nueva democracia, y luego, la del socialismo. Además, la primera llevará bastante tiempo, no puede consumarse de la noche a la mañana. No somos utopistas y no podemos apartarnos de las condiciones reales que enfrentamos. (Mao, 1939). [10]

La misma cita, en su edición en inglés:

Without a doubt, the present revolution is the first step, which will develop into the second step, that of socialism, at a later date. And China will attain true happiness only when she enters the socialist era. But today is not yet the time to introduce socialism. The present task of the revolution in China is to fight imperialism and feudalism, and socialism is out of the question until this task is completed. The Chinese revolution cannot avoid taking the two steps, first of New Democracy and then of socialism. Moreover, the first step will need quite a long time and cannot be accomplished overnight. We are not utopians and cannot divorce ourselves from the actual conditions confronting us. (Mao, 1939). [11]

Así es, señoras y señores. Una vez más, Enver Hoxha consigue demostrar que su argumentación se basa en medias verdades y manipulaciones destinadas a confundir a aquellos que no busquen la verdad más allá de sus palabras. Estamos ante alguien que utiliza la mentira compulsivamente que tuvo el poder de un Estado durante décadas, ejerciendo una brutal represión contra cualquiera que osara desafiar su dogmatismo y su oportunismo ideológico.


Como la argumentación en torno a citas se está convirtiendo en algo tedioso, desde aquí se invita a los lectores a cotejar las referencias en la obra «El Imperialismo y la Revolución» de Enver Hoxha con las traducciones autorizadas. Podemos hallar decenas de ejemplos en los que la traducción es incorrecta o en los que Hoxha mutila a propósito las palabras de Mao Tse-tung para emprender ataques contra él. Vamos a proseguir con otras cuestiones para desmontar la legendaria figura del "azote" del revisionismo, no sin antes aclarar que los esfuerzos manipuladores de Hoxha y su tendencia a obviar la verdad en los hechos se dan en hechos tan importantes como la construcción del partido y la lucha de líneas, la creación de un proceso revolucionario que incluya a la burguesía nacional hasta que su papel histórico se acabe y comience la lucha definida por el socialismo, o la reeducación de los elementos recuperables para la revolución. En este caso, la política china se diferenciaba claramente de la albanesa, consistente como bien dejó claro Hoxha en poner una bala en la cabeza de todo elemento que opusiera resistencia al progreso. Durante toda su actividad revolucionaria, Lenin declaró que el socialismo no puede crearse sin utilizar el material humano proveniente del capitalismo, y que por tanto:

Es imposible expulsar y aniquilar a los intelectuales burgueses, hay que vencerlos, transformarlos, asimilárselos, reeducarlos, como hay que reeducar, con una lucha prolongada, sobre la base de la dictadura del proletariado, a los proletarios mismos, que no se desembarazan de sus prejuicios pequeñoburgueses de golpe, por un milagro, por gracia del Espíritu Santo o por el efecto mágico de una consigna, de una resolución, de un decreto, sino únicamente por medio de una lucha de masas prolongada y difícil contra las influencias pequenoburguesas que existen entre las masas. (Lenin, 1920). [12]

Vemos pues, que lo que Hoxha identifica como revisionismo no es más que una aplicación del socialismo científico a unas condiciones determinadas por la realidad. Al obviar la verdad en los hechos, Hoxha se pone del lado de los curas y los imanes, alardeando de un izquierdismo dogmático que intenta dar credibilidad a sus citas manipuladas —como un loco que se cree sus propios delirios, pero rigiendo toda una maquinaria estatal y el destino de millones. En otras palabras; Hoxha monta una mentira en torno a su figura para elevarse como estandarte en la lucha contra el revisionismo “sin darse cuenta” de que sus actitudes son dogmáticas y oportunistas. Aún cabe pensar si se dio cuenta o no, ya que, como aquí se ha dicho con anterioridad, disponía de herramientas intelectuales y dialécticas para atender a la verdad en los hechos y ponerlos encima de la mesa, en vez de vomitar citas sacadas de contexto, ¡sin tener en cuenta ese mismo contexto!


Asimismo, Hoxha critica la existencia de diversos partidos sometidos bajo el liderazgo del PCCh en la política China. Hoxha trata de desconocer el hecho histórico de que en el campo revolucionario hubo países en los que varios partidos patriotas se encaminaron del lado de partidos comunistas con el fin de proseguir hacia el socialismo. Tanto es así, que la RDA fue un país en el que se dio una situación de estas características sin que Stalin pusiera pegas para ello. En ese país, el Partido Socialista Unificado de Alemania convivió junto a los demócratas cristianos de la CDU y el SPD aún con Stalin vivo. Como en la China de Mao Tse-tung; estos partidos asumieron el liderazgo de la clase obrera y el Partido Socialista Unificado de Alemania. Por tanto, acusar a la China de Mao Tse-tung de ser un engendro revisionista —también a base de manipulaciones y citas falsificadas— es hacer lo mismo con Stalin, ya que éste no sólo consintió sino que apoyó a la RDA sin fisuras. Es más; los partidos patriotas chinos siempre estuvieron del lado del PCCh contra el imperialismo, mientras que los partidos de la RDA estuvieron con la burguesía imperialista hasta ser sometidos por el Ejército Rojo. El experimento norcoreano es otro ejemplo de país con diversos partidos, sometidos al Partido del Trabajo de Corea, pero no es necesario extenderse en esta materia al haber dejado clara la posición y las contradicciones oportunistas de Hoxha.



II. La lucha de clases dentro del socialismo según Hoxha y el PTA.


En primer lugar, y para aproximarnos al pensamiento de Enver Hoxha en esta materia, cabe analizar cuál es la caracterización de clase dentro del socialismo que éste y el PTA hacen mediante la Constitución de su propio país. En el artículo 16 de la Constitución de la República Socialista Popular de Albania de 1976 se establece lo siguiente:


«En la República Socialista Popular de Albania no hay clases explotadoras. La propiedad privada y la explotación del hombre por el hombre han sido liquidadas y están prohibidas». (Constitución República Socialista Popular de Albania, 1976). [13]


Independientemente de toda la jurisprudencia y los formalismos que el PTA quisiera utilizar, asegurar esto es una auténtica barbaridad ya que la erradicación de la explotación del hombre por el hombre y las clases sociales no sólo se da cuando los medios de producción han sido tomados por el proletariado. En Una Gran Iniciativa, Lenin aseveró que, para que la explotación y las clases desaparezcan no basta con eso, ya que hay que terminar con las diferencias entre la ciudad y el campo, así como resolver la contradicción entre el trabajo simple y el trabajo complejo. Asimismo, todos los países socialistas tuvieron una Segunda Economía, y en lugares como la URSS ésta supuso una extracción de riqueza absolutamente exagerada —según Gregory Grossman la economía sumergida abarcaba hasta un 10% del PIB de la URSS en 1977. Negar que los elementos recalcitrantes dentro del Estado pueden formar clases sociales parasitarias que podrían ser equiparables a un tipo de burguesía es anticientífico y propio de quien quiere mirar hacia otro lado. En Albania, muy a nuestro pesar, las bandas criminales siempre estuvieron presentes, las contradicciones entre el campo y la ciudad eran de una magnitud brutal, y tanto intelectuales como militares del alto rango formaron una elite que no sólo decidía el destino de los proletarios, ¡también vivía a su costa! Analizar el oportunismo de Enver Hoxha entorno a su caracterización de la lucha de clases dentro del socialismo es de vital importancia para entender como éste y sus seguidores justificaban sus ataques a China. La afirmación por parte del PTA en torno a la inexistencia de explotadores en Albania define claramente que el líder albanés no sabía, o bien no quería buscar la verdad en los hechos. Cabe decantarse por la segunda opción, ya que Enver Hoxha supo analizar la realidad de manera brillante en más de una ocasión.


Veamos, a continuación, una afirmación de tal error en un documento político publicado en el número dos de Albania Hoy, escrito por el miembro del CC del PTA Foto Çami:

Se sabe que las clases explotadoras han aparecido en la historia junto a la aparición de la propiedad privada sobre los medios de producción, y que existen mientras exista esta propiedad. En el socialismo, con la liquidación de la propiedad privada y el establecimiento de las relaciones socialistas de producción en la ciudad y el campo, las clases explotadoras como tales son liquidadas, y junto con ellas también desaparece la explotación del hombre por el hombre. Durante un tiempo sólo perduran sus remanentes individuales, pero no llegan a constituir una clase en sí misma, ya que ahora están privados de todo poder político y de los medios de producción. (Çami, 1980). [14]

Más adelante asegura:

Los defensores del “pensamiento Mao Tse-tung” afirman que “si no existieran clases antagónicas en el socialismo no habría necesidad de la dictadura del proletariado hasta la etapa del comunismo”. La existencia de la dictadura del proletariado hasta la instauración del comunismo no está necesariamente vinculada con la existencia de clases antagónicas. Sobre este punto, los revisionistas jruschovistas declararon la liquidación de la dictadura del proletariado en la Unión Soviética, como consecuencia de la liquidación de las clases explotadoras. (Çami, 1980). [15]

Cabe señalar que quien escribe este texto no es un defensor del pensamiento Mao Tse-tung como teoría aglutinante del todo, sino un seguidor de las prácticas positivas de este gran líder, así como un gran detractor de aquellas negativas. Como podemos observar, estas afirmaciones publicadas en la propaganda del PTA son claramente erróneas y oportunistas ya que obvian la tradición socialista científica y, lo que es más grave aún: la realidad interna de Albania. En 1980 —fecha de la publicación del número dos de Albania Hoy— las condiciones de vida en el país eran absolutamente desiguales entre el campo y la ciudad, Albania era el país más pobre de Europa y se hallaba en medio de una crisis política que fue zanjada mediante una depuración masiva dentro del Partido, en la cual los aduladores incapaces de hablar con sinceridad a Hoxha se hicieron con el poder, mientras que aquellos que osaban plantear reformas para salir del agujero acaban enterrados en fosas comunes y acusados de formar parte del espionaje extranjero. Más adelante nos centraremos en las diversas purgas de Hoxha.



III. La represión contra los comunistas albaneses por parte de Hoxha.


Una vez establecida una línea respecto a la concepción de la lucha de clases dentro del socialismo por parte de Hoxha y el PTA, vamos a analizar la represión del líder albanés para descubrir cómo la deformación y la distorsión del socialismo científico son una constante que le ayudó a justificar crímenes horrendos. Hemos visto como el PTA daba por hecha la inexistencia de clases sociales explotadoras dentro del socialismo, dando la espalda a las concepciones más básicas de la teoría en torno a la lucha de clases. Ahora veremos cómo justificó sus errores contra sus propios compañeros.


Si hay una particularidad por la cual podemos definir a Hoxha es por su intolerancia a las críticas. Jamás supo asumir ningún tipo de divergencia, hasta el punto de liquidar a sus mejores colaboradores, incluyendo a economistas de alto nivel, ministros, etc. Básicamente, el hoxhismo es una corriente oportunista de izquierda que entiende cualquier divergencia ideológica como una traición a la clase obrera. Tanto es así, que para cuando Enver Hoxha murió sólo quedaban auténticos inútiles y lamebotas en el PTA, ya que liquidó a los mejores comunistas de Albania bajo el pretexto de que eran traidores. La más mínima divergencia en la política hacia Yugoslavia, cualquier acercamiento a la URSS revisionista con el fin de limar asperezas y fortalecer la unidad del campo socialista, buscar alternativas económicas descentralizadoras… todo ello era proclive a terminar con una bala en la cabeza del cuadro que protagonizase tal sugerencia. Es más, Hoxha se jactaba de ello, pues despreciaba la reeducación y el debate dentro de la organización hasta el punto de definir tales conceptos como oportunistas. En otras palabras: el GULAG, según Hoxha, era oportunismo puro y duro, por lo que la creencia marxista de la concienciación mediante la educación socialista y el trabajo con el fin de dar la vuelta a la mentalidad de personas reaccionarias por las condiciones materiales en las que estas se desenvolvieron, es incorrecta. Bala en la cabeza y punto… Hoxha mandó liquidar a Xoxe por pedir que Albania se uniera a la Federación Balcánica, un proyecto discutido a tres bandas entre Albania, Bulgaria y Yugoslavia. Asimismo, mandó liquidar a Petrit Dume, Beqir Balluku, Abdyl Këllezi —gran economista que podría haber ayudado al desarrollo de Albania—, Hito Kato, Koço Theobdhosi, Lipe Nashi bajo la acusación de que formaban parte de un complot chino organizado, ¡ni más ni menos que por Zhou Enlai! Dicho complot consistiría en retrasar el envío de la maquinaria industrial y, aparentemente, destruir a la dirigencia albanesa. Fue tras esa polémica que Hoxha denominó social-imperialismo a China. También, a principios de los años 1980 llevó adelante una purga absolutamente demencial que se llevó por delante a los ministros de Interior y Sanidad bajo la acusación de que un comando organizado por la mafia albanesa lo intentó matar —curioso que Hoxha defendiese que en Albania no había explotación del hombre por el hombre al mismo tiempo que acusaba a otros de estar aliados con el lumpenproletariado.


Finalmente, Ramiz Alia, el adulador número uno de Hoxha, se hizo con el poder para terminar con el sueño de un pueblo que, si bien creyó en el socialismo durante las primeras fases del proceso albanés, terminó por hastiarse y emigrar por toda Europa, principalmente a Yugoslavia, que era un país vecino en el que había minorías albanesas con las que poder convivir, en que que sus derechos como nación eran mayores que en su propio país, y en el que su calidad de vida era infinitamente superior.



IV. Bibliografía.


[1] Hoxha, E. (1976). El Imperialismo y la Revolución. Editorial Nentori, Tirana.


[2] Mao, T. (1927). Informe sobre una investigación del movimiento campesino en Hunan. Ediciones en lenguas extranjeras.


[3] Ídem (edición en inglés). Mao, T. (1927). Report on an investigation of the peasant movement in Hunan. Ediciones en lenguas extranjeras.


[4] Stalin, I. (1926). Las perspectivas de la Revolución en China. Editorial Nentori, Tirana.


[5] Stalin, I. (1927). La fisonomía política de la oposición rusa. Editorial Nentori, Tirana.


[6] Hoxha, E. (1976). El Imperialismo y la Revolución. Editorial Nentori, Tirana.


[7] Mao, T. (1935). Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés. Ediciones en lenguas extranjeras.


[8] Ídem (edición en inglés). Mao, T. (1935). On tactics against Japanese imperialism. Ediciones en lenguas extranjeras.


[9] Hoxha, E. (1976). El Imperialismo y la Revolución. Editorial Nentori, Tirana.


[10] Mao, T. (1939). Sobre la Nueva Democracia. Ediciones en lenguas extranjeras.


[11] Ídem (edición en inglés). Mao, T. (1939). On New Democracy. Ediciones en lenguas extranjeras.


[12] Lenin, V. (1920). El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo. Editorial Progreso


[13] Art. 16. Constitución de la República Socialista Popular de Albania. (1976).


[14] Çami, F. (1980). Problemas del socialismo a la luz de la teoría marxista-leninista y la experiencia histórica del Partido del Trabajo de Albania. Albania Today II.


[15] ídem.


Sobre el autor:

Héctor B.M. es Tripulante de Cabina de Pasajeros, músico con una amplia trayectoria internacional y divulgador sobre temáticas relacionadas con el socialismo científico.





1 comentario

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Annie Hall
Annie Hall
Dec 08, 2020

Gracias por ilustrarme sobre la figura del albanés y su hacer.

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