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1.9- Macartismo: persiguiendo el fantasma del comunismo

Actualizado: 8 mar 2020


Por Leoncio González Hevia


Resumen: se trata de poner en claro qué fue el fenómeno del macartismo, sus episodios más significativos, la actitud de Eisenhower (siendo Presidente) ante el fenómeno y una relación no muy extensa de personas destacadas que sufrieron persecución durante el mismo.

Palabras clave: Joseph R. McCarthy, macartismo, Eisenhower, Comité de Actividades Antiamericanas, Hollywood, Roy Cohn, David Schine, los «Diez de Hollywood», FBI.



Macartismo es el nombre dado al período de tiempo en la historia americana que vio al senador Joseph R. McCarthy producir una serie de investigaciones y audiencias durante la década de 1950 en un esfuerzo por exponer la supuesta infiltración comunista en varias áreas del gobierno de Estados Unidos.

Desde entonces, el término se ha convertido en un sobrenombre para la difamación del carácter o la reputación por medio de acusaciones indiscriminadas ampliamente difundidas, especialmente sobre la base de acusaciones no fundamentadas. De la misma manera que el macartismo buscaba comunistas donde a menudo no los había, la izquierda actual busca fascistas donde sólo hay liberales, que ya bastante tienen para sí con ser liberales. Unos y otros se dedicaban y se dedican, respectivamente, a perseguir fantasmas.


A finales de la década de 1940 y principios de la de 1950, la perspectiva de la subversión comunista en el país y en el extranjero parecía terriblemente real para mucha gente en Estados Unidos. Estos temores llegaron a definir —y, en algunos casos, a corroer— la cultura política de la época. Para muchos estadounidenses, el símbolo más perdurable de este «terror rojo» fue el senador republicano McCarthy. McCarthy pasó casi cinco años tratando en vano de exponer a comunistas y otros «riesgos de lealtad» de izquierda en el gobierno de Estados Unidos. En la atmósfera excesivamente sospechosa de la Guerra Fría, las insinuaciones de deslealtad fueron suficientes para convencer a muchos estadounidenses de que su gobierno estaba lleno de traidores y espías. Las acusaciones de McCarthy fueron tan intimidantes que pocas personas se atrevieron a hablar en su contra. No fue hasta que atacó al Ejército en 1954 que sus acciones le valieron la censura del Senado de Estados Unidos.


A principios de la década de 1950, los líderes estadounidenses le dijeron repetidamente al pueblo que debían temer la influencia comunista subversiva en sus vidas. Los comunistas podrían estar acechando en cualquier parte, usando sus posiciones como maestros de escuela, profesores universitarios, sindicalistas, artistas o periodistas para ayudar al programa de dominación comunista mundial. Esta paranoia sobre la amenaza comunista interna —lo que se denominó el Terror Rojo— alcanzó un punto de inflexión entre 1950 y 1954, cuando McCarthy, republicano de derecha, lanzó una serie de sondeos muy publicitados sobre la supuesta penetración comunista en el Departamento de Estado, la Casa Blanca, el Tesoro e incluso el Ejército de Estados Unidos. Durante los dos primeros años de Eisenhower en el cargo, las denuncias aullantes y el alarmismo de McCarthy crearon un clima de miedo y sospecha en todo el país. Nadie se atrevió a enfrentarse a McCarthy por miedo a ser etiquetado como desleal.


En los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial, los acontecimientos en el país y en el extranjero parecían demostrar que la «amenaza roja» era real. En agosto de 1949, por ejemplo, la Unión Soviética explotó su primera bomba atómica. Más tarde ese mismo año, las fuerzas comunistas declararon la victoria en la Guerra Civil China y establecieron la República Popular China. En 1950, el ejército de Corea del Norte, apoyado por los soviéticos, invadió a sus vecinos pro-occidentales del Sur; en respuesta, Estados Unidos entró en el conflicto del lado de Corea del Sur.


Al mismo tiempo, el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, dirigido por los republicanos (HUAC, siglas inglesas de House Un-American Activities Committee), inició una campaña decidida a extirpar la subversión comunista en el país. Los objetivos de HUAC incluían a los izquierdistas de Hollywood y a los liberales del Departamento de Estado.

En 1950, el Congreso aprobó la Ley de Seguridad Interna McCarran, que exigía que todos los «subversivos» de Estados Unidos se sometieran a la supervisión del gobierno. (El presidente Truman vetó la ley -dijo que «sería una burla a nuestra Carta de Derechos»-, pero una mayoría del Congreso anuló su veto.)


Todos estos factores se combinaron para generar una atmósfera de miedo y pavor, que resultó ser un ambiente propicio para el surgimiento de un anticomunista incondicional como McCarthy. En ese momento, McCarthy era un senador de Wisconsin que había ganado las elecciones en 1946 después de una campaña en la que criticó el hecho de que su oponente no se alistara durante la Segunda Guerra Mundial, al tiempo que enfatizaba sus propias hazañas en tiempos de guerra.

En febrero de 1950, en el Club Republicano de Mujeres del Condado de Ohio en Wheeling, Virginia Occidental, McCarthy pronunció un discurso que lo impulsó hacia el centro de atención nacional. Agitando un pedazo de papel en el aire, declaró que tenía una lista de 205 miembros conocidos del Partido Comunista que estaban «trabajando y dando forma a la política» en el Departamento de Estado.

Al mes siguiente, un subcomité del Senado inició una investigación y no encontró pruebas de ninguna actividad subversiva. Además, muchos de los colegas demócratas y republicanos de McCarthy, incluido el presidente Dwight Eisenhower, desaprobaron sus tácticas («No me meteré en la alcantarilla con este tipo», dijo el presidente a sus ayudantes). Aún así, el senador continuó con su llamada campaña de cebo rojo. En 1953, al comienzo de su segundo mandato como senador, McCarthy fue puesto a cargo del Comité de Operaciones Gubernamentales, lo que le permitió iniciar investigaciones aún más amplias sobre la supuesta infiltración comunista en el gobierno federal. En audiencia tras audiencia, interrogó agresivamente a los testigos en lo que muchos llegaron a percibir como una flagrante violación de sus derechos civiles. A pesar de la falta de pruebas de subversión, más de 2.000 empleados del gobierno perdieron sus empleos como resultado de las investigaciones de McCarthy.


El macartismo alcanzó su apogeo y comenzó su declive durante las «audiencias de McCarthy»: 36 días de audiencias de investigación televisadas dirigidas por McCarthy en 1954. Después de llamar por primera vez a las audiencias para investigar un posible espionaje en los Laboratorios de Ingeniería del Cuerpo de Señales del Ejército en Fort Monmouth, Nueva Jersey, el joven senador dirigió la atención de su comité de persecución comunista a un asunto totalmente diferente, la cuestión de si el Ejército había ascendido a un dentista que se había negado a responder a las preguntas de la Junta de Revisión de Seguridad de la Lealtad (Loyalty Security Screening Board). Las audiencias llegaron a su clímax cuando McCarthy sugirió que el abogado del Ejército, Joseph Welch, había contratado a un hombre que en algún momento había pertenecido a un grupo de frente comunista. La reprimenda de Welch al senador —«¿No tiene usted por fin sentido de la decencia, señor?»— desacreditó a McCarthy y ayudó a cambiar la opinión pública en su contra. Por otra parte, McCarthy también se vio debilitado significativamente por la crítica incisiva y hábil de un periodista, Edward R. Murrow. El devastador editorial de televisión de Murrow sobre McCarthy, realizado en su programa «See It Now», lo consolidó como el principal periodista de la época.


En junio de 1951 una huelga paralizó el trabajo de una mina de zinc de Nuevo México, Estados Unidos. La compañía que la explotaba consiguió una orden judicial para prohibir los piquetes, por lo que las esposas de los mineros tomaron el relevo de sus maridos al frente de las protestas. La huelga se prolongó hasta enero de 1952, momento en que la compañía aceptó reiniciar las negociaciones. El director Herbert Biberman y el productor y guionista Paul Jarrico, ambos en la lista negra por sus supuestas actividades procomunistas, utilizaron estos hechos para realizar una película que nació en la clandestinidad y que estuvo rodeada de innumerables problemas: los laboratorios se negaron a revelar el material rodado; la actriz protagonista, la mexicana Rosaura Revueltas, fue deportada a su país y encarcelada, y el equipo fue atacado en repetidas ocasiones. Estrenada en 1954, sólo trece salas en Estados Unidos se atrevieron a exhibirla. La película también tuvo una distribución restringida en el exterior, salvo en Francia, los países de la órbita comunista, China y Cuba, pero fue recuperada por la juventud universitaria y los movimientos feministas diez años después.


Durante mucho tiempo ha sido un tema de debate entre los historiadores por qué Eisenhower no hizo más para confrontar a McCarthy. Periodistas, intelectuales e incluso muchos de los amigos y asesores cercanos a Eisenhower se preocuparon por lo que consideraban el tímido enfoque de Ike hacia el macartismo. A pesar de su popularidad y su enorme potencial político, creían que Ike se negaba a involucrarse directamente con McCarthy. Al evitar al senador cazador de rojos, algunos han argumentado, Eisenhower permitió que el macartismo continuara sin control.


Por el contrario, los estudiosos posteriores que trabajaban a partir del registro documental percibieron un diseño en la estrategia de Eisenhower con "Ike" McCarthy. Ike adoptó un «enfoque indirecto». En lugar de ir directamente a por McCarthy, Eisenhower trabajó entre bastidores para socavar y bloquear al senador y sus ataques. El politólogo Fred Greenstein, por ejemplo, argumentó que el manejo por Eisenhower de McCarthy proporciona la evidencia de un enfoque de «mano oculta» del gobierno. En esta interpretación, Ike cabalgó por encima de la refriega de la política mientras tiraba de las palancas en secreto y usaba la influencia de la Casa Blanca para obstruir a McCarthy y sus aliados.

Mirando todas las pruebas, la conclusión más clara es que Eisenhower no quería enfrentarse a McCarthy en absoluto. Y durante 1953, trató de evitar todo el asunto, esperando que el Senado silenciara al explosivo senador. McCarthy era republicano, después de todo, y muchos compañeros senadores lo apoyaron. Ike necesitaba mantener unificado a su partido para aprobar proyectos de ley en otras áreas; la lucha contra McCarthy sólo agitaría una guerra civil dentro del Partido Republicano.

Además, Eisenhower no quería aparecer «suave» en el problema de la subversión interna. Después de todo, había espías reales que penetraron en el Departamento de Estado, especialmente Alger Hiss. Y los agentes comunistas habían robado secretos clasificados en tiempo de guerra del Proyecto Manhattan que construyó la bomba atómica. Cuando Julius y Ethel Rosenberg fueron condenados a morir en la silla eléctrica como castigo por su robo de secretos atómicos, Eisenhower no consideró por un momento otorgarles clemencia. El 19 de junio de 1953, ambos fueron ejecutados.


Pero a principios de 1954, la situación cambió. McCarthy dirigió sus recursos de investigación al Ejército de los Estados Unidos y a los miembros de la propia administración. Eisenhower no tuvo más remedio que defenderse. El primer paso que dio la Casa Blanca fue tratar de desacreditar a los hombres que rodean a McCarthy, en particular al abogado Roy Cohn, que dirigía la investigación, y al asistente de Cohn, David Schine.

Cuando Schine fue reclutado en el ejército estadounidense en 1953, Cohn hizo repetidos y extensos esfuerzos para obtener un trato especial para Schine. Se puso en contacto con oficiales militares desde el Secretario del Ejército hasta el comandante de la compañía de Schine y exigió que se le dieran tareas livianas, licencia adicional y exención de una asignación en el extranjero. En un momento dado, se dice que Cohn amenazó con «hundir el Ejército» si no se cumplían sus demandas. Ese conflicto condujo a las audiencias del Ejército-McCarthy de 1954, durante las cuales el Ejército acusó a Cohn y McCarthy de usar presión indebida en nombre de Schine.


Ike fue un paso más allá. Para cerrar el uso imprudente de citaciones de McCarthy para obligar a los testigos a testificar ante su comité, Eisenhower invocó el privilegio ejecutivo.

En mayo de 1954, Ike simplemente dijo que los funcionarios de la administración y todos los empleados de la rama ejecutiva ignorarían cualquier llamado de McCarthy para testificar. Eisenhower explicó su acción, declarando que «es esencial para una administración eficiente y efectiva que los empleados de la rama ejecutiva estén en condiciones de ser completamente sinceros en el asesoramiento mutuo sobre asuntos oficiales», sin que esas conversaciones estén sujetas al escrutinio del Congreso.

Fue un movimiento audaz y atrevido, y funcionó. McCarthy, su credibilidad hecha jirones y ahora hambriento de testigos, se estrelló contra un muro de ladrillos, y sus compañeros senadores se volvieron en su contra. A principios de diciembre de 1954, el Senado aprobó una moción de condena, en una votación de 67 a 22. El Senado votó para condenarlo por su conducta «inexcusable», «reprobable», «vulgar e insultante», «impropia de un senador». Conservó su trabajo pero perdió su poder, se arruinó y en tres años ya estaba muerto por abuso de alcohol, a la edad de 48 años. La era del macartismo había terminado. Ike había ayudado a llevarlo a un amargo final. Y si bien el macartismo propiamente dicho terminó con la caída del senador, el término aún tiene vigencia en el discurso político moderno.


Algunas de las personas notables incluidas en la lista negra o que sufrieron alguna otra persecución durante el macartismo fueron:

  • Nelson Algren, escritor

  • Lucille Ball, actriz, modelo y ejecutiva de un estudio de cine.

  • Elmer Bernstein, compositor y director. Compuso las bandas sonoras de películas tan famosas como Los diez mandamientos, Los siete magníficos, La Gran Evasión o Los timadores.

  • Leonard Bernstein, director, pianista, compositor

  • Alvah Bessie, escritor, periodista, guionista

  • David Bohm, físico y filósofo marxista. Eligió no ceder a la presión durante la caza de brujas del senador McCarthy, acabó perdiendo su cátedra y abandonó Estados Unidos para irse a Brasil primero, Israel después y Reino Unido finalmente.

  • Bertolt Brecht, poeta, dramaturgo, guionista. Junto a otros 41 escritores, directores, actores y productores de Hollywood, fue acusado de deslealtad. El día citado para testificar, Brecht apareció ante el Comité de Actividades Antiamericanas y allí declaró que no formaba parte del Partido Comunista y nunca lo había hecho anteriormente. Al día siguiente, 31 de Octubre de 1947, ante las presiones existentes por su ideología contraria al sistema capitalista, Brecht tomó un avión de vuelta a Europa abandonando un exilio al que seis años antes se había agarrado como única y última opción.

  • Archie Brown, veterano de la Segunda Guerra Mundial, líder sindical

  • Luis Buñuel, director de cine, productor

  • Aaron Copland, compositor izquierdista. Sin embargo, a partir de 1950, Copland, que estaba horrorizado por la persecución de Stalin contra Shostakovich y otros artistas, comenzó a renunciar a su participación en grupos de izquierda y, en su conferencia de Norton de 1954, afirmó que la pérdida de libertad bajo el comunismo soviético privaba a los artistas de «el derecho inmemorial del artista a estar equivocado». Comenzó a votar por los demócratas, primero por Stevenson y luego por Kennedy.

  • Bartley Crum fue el abogado de algunos de los llamados «Diez de Hollywood» que fueron citados para comparecer ante el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes en 1949. El FBI intervino los teléfonos de Crum, abrió su correo y lo siguió constantemente. Calificado de subversivo, acabó perdiendo a la mayoría de sus clientes y se suicidó en 1959 bebiéndose una botella entera de Seconal con whisky escocés.

  • Charlie Chaplin, actor y director. Presumiblemente, hubo un archivo que detallaba sus actividades políticas «subversivas» desde 1922. Chaplin vivió en Estados Unidos durante casi 40 años cuando fue incluido en una lista negra del FBI en 1948. Era una de las 300 personas incluidas en la lista negra de los estudios de cine de Hollywood y se le impidió trabajar en Hollywood. Cuando le preguntaron si era miembro del Partido Comunista, Chaplin dijo: «No quiero hacer ninguna revolución, todo lo que quiero es hacer más películas». El fiscal general James McGranery había anulado su permiso de reingreso bajo sospecha de sus inclinaciones comunistas y anunció que Chaplin tendría que responder preguntas sobre sus puntos de vista políticos y comportamiento moral antes de que se le permitiera volver a entrar en el país. En el otoño de 1952, Chaplin y su familia navegaban en el Queen Elizabeth para asistir a la inauguración en Londres de su película «Candilejas», cuando se le informó de que sería arrestado si alguna vez regresaba a América. Chaplin regresó a los Estados Unidos en 1972 y aceptó un Oscar honorífico en la ceremonia de entrega de los Oscar de la Academia, recibiendo una fervorosa ovación.

  • Howard Da Silva, actor. Da Silva se convirtió en uno de los cientos de artistas incluidos en la lista negra de la industria del entretenimiento durante la investigación del Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes sobre la supuesta influencia comunista en la industria. Después de su testimonio de marzo de 1951, en el que invocó repetidamente sus derechos de la Quinta Enmienda, Da Silva continuó encontrando trabajo en el escenario neoyorquino, pero no volvió a trabajar en largometrajes hasta 1962, cuando apareció en su actuación nominada para el BAFTA en Elisa, y finalmente fue absuelto de todos los cargos en 1960, pero no antes de que su carrera en televisión también se hubiera estancado, sin ningún trabajo entre 1951 y 1959, cuando apareció en Play of the Week.

  • Jules Dassin, extraordinario director nacido Julius en Connecticut. Dassin dijo que Darryl F. Zanuck lo llamó a su oficina en 1948 para informarle que sería incluido en la lista negra, pero que todavía tenía tiempo suficiente para hacer una película para Fox. Dassin fue incluido en la lista negra en Hollywood durante la producción de Noche en la ciudad (1950). No se le permitió estar en el estudio para editar o supervisar la partitura musical de la película. También tuvo problemas para encontrar trabajo en el extranjero, ya que las compañías de distribución de Estados Unidos incluyeron en la lista negra a la distribución en Estados Unidos de cualquier película europea asociada con artistas incluidos en la lista negra En 1952, después de que Dassin hubiera estado sin trabajo durante dos años, la actriz Bette Davis lo contrató para dirigirla en la revista de Broadway Two's Company. El espectáculo cerró temprano, sin embargo, y Dassin se fue a Europa. Dassin no volvió a trabajar como director de cine hasta Rififi (1955), una estupenda producción francesa. La mayoría de las películas de Dassin en las décadas siguientes a la lista negra son producciones europeas.

  • Dolores del Río, actriz. En 1954, a Dolores le es negado el permiso de trabajo en Estados Unidos para filmar la cinta Lanza rota, junto a Spencer Tracy. Acusada de ser «simpatizante del comunismo internacional», su presencia en la industria de Hollywood no fue bien vista. Como pretexto se le acusó de apoyar a refugiados españoles antifranquistas durante la Guerra Civil Española. En 1956, Dolores finalmente pudo pisar los Estados Unidos.​

  • Edward Dmytryk, director. Dmytryk fue convocado a un interrogatorio del Comité de Actividades Antiamericanas, acusado de pertenecer al Partido Comunista. Dmytryk se negó a responder a las preguntas que le fueron formuladas y fue procesado, como todos los que pertenecían al grupo resistencial llamado los «Diez de Hollywood», casi todos guionistas, salvo él y Herbert Biberman. Fue éste un grupo de hombres que plantó, con gallardía, cara ante la primera batida inquisitorial que inició la caza de brujas y la puesta en marcha de las listas negras de Hollywood, a las que el nombre de Dmytryk se añadió y perdió así toda posibilidad de seguir haciendo cine, lo que le condujo primero al exilio y más tarde, en 1951, cuando volvió de Europa a Estados Unidos, a la cárcel.

  • W.E.B. Du Bois, activista de los derechos civiles y autor. La visión de Du Bois era un mundo sin explotación humana y con igualdad para todos. Entendió que la lucha por la igualdad de los negros estadounidenses era parte de una lucha más amplia por la libertad y la igualdad para todas las personas. Su prominencia e ideas fueron amenazadoras para algunos, y en la década de 1950 durante la era McCarthy, fue acusado falsamente de ser un agente de una potencia extranjera y luego exonerado de todos los cargos.

  • George A. Eddy, economista prekeynesiano de Harvard, especialista en política monetaria del Tesoro de los Estados Unidos

  • Albert Einstein, físico, filósofo, matemático y activista ganador del Premio Nobel. Einstein y sus convicciones políticas de izquierda atrajeron la atención del gobierno de Estados Unidos ya en la década de 1930. Denunciado como espía comunista y vigilado por el FBI, Einstein persistió en criticar públicamente al macartismo como una peligrosa amenaza para la democracia y la libertad de expresión. De hecho, el FBI acumuló un archivo con casi 1.500 páginas de información sobre las actividades políticas supuestamente subversivas de Einstein.

  • Hanns Eisler, compositor. Fue uno de los primeros artistas incluidos en la lista negra de Hollywood por los jefes de los estudios de cine. En dos interrogatorios de la Comisión de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes, el compositor fue acusado de ser «el Karl Marx de la música» y el principal agente soviético en Hollywood. Entre sus acusadores estaba su hermana Ruth Fischer, quien también testificó ante el Comité que su otro hermano, Gerhart, era un agente comunista. La prensa comunista la denunció como «trotskista alemana». El 26 de marzo de 1948, Eisler y su esposa, Lou, partieron del aeropuerto de La Guardia y volaron a Praga. Antes de irse, leyó la siguiente declaración: «Me voy de este país no sin amargura y enfurecimiento. Podía entenderlo cuando en 1933 los bandidos de Hitler pusieron precio a mi cabeza y me echaron. Ellos eran el mal de la época; yo estaba orgulloso de haber sido expulsado. Pero me siento desolado por haber sido expulsado de este hermoso país de esta manera tan ridícula».

  • Howard Fast, escritor. En 1950, el Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes ordenó a Fast que proporcionara los nombres de todos aquellos que habían contribuido al apoyo de un hospital para republicanos españoles en Toulouse, Francia, con el que había estado asociado durante la Guerra Civil Española. Cuando se negó, lo metieron en la cárcel durante tres meses. Al ser puesto en la lista negra tras su liberación, inició su propia compañía editorial, «Blue Heron Press».

  • Lion Feuchtwanger, novelista y dramaturgo

  • Carl Foreman, escritor de Solo ante el peligro

  • John Garfield, actor

  • C.H. Garrigues, periodista

  • Jack Gilford, actor

  • Allen Ginsberg, poeta de la Generación Beat

  • Ruth Gordon, actriz

  • Lee Grant, actriz

  • Dashiell Hammett, autor. Fue llamado ante el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado de Joseph McCarthy y se le cuestionó sobre sus vínculos con el comunismo, pero se negó a cooperar. Para entonces, los encuentros de Hammett con el gobierno le habían ganado un lugar en la lista negra de la industria del entretenimiento. Copias de sus libros incluso fueron retiradas brevemente de varias bibliotecas del departamento de Estado en el extranjero.

  • Elizabeth Hawes, diseñadora de ropa, autora

  • Dorothy Ray Healey, activista durante mucho tiempo en el Partido Comunista de Estados Unidos, líder sindical

  • Lillian Hellman, dramaturga

  • Lena Horne, cantante

  • Langston Hughes, escritor, poeta, dramaturgo

  • Marsha Hunt, actriz

  • Sam Jaffe, actor

  • Theodore Kaghan, diplomático

  • Garson Kanin, escritor y director

  • Danny Kaye, comediante, cantante

  • Benjamin Keen, historiador

  • Otto Klemperer, director y compositor

  • Cornelius Lanczos, matemático y físico

  • Ring Lardner Jr., guionista

  • Arthur Laurents, dramaturgo

  • Gypsy Rose Lee, actriz y stripper

  • Philip Loeb, actor

  • Joseph Losey, director

  • Albert Maltz, guionista

  • Heinrich Mann, novelista

  • Klaus Mann, escritor

  • Thomas Mann, novelista y ensayista ganador del Premio Nobel. El nombre de Mann —junto con los de Albert Einstein, Lion Feuchtwanger, Frank Lloyd Wright, Norman Mailer y Marlon Brando— apareció en una lista publicada por el HUAC de aquellos «afiliados a varias organizaciones de paz o frentes comunistas». HUAC, por lo general, no hacía distinción entre grupos de paz y grupos comunistas, y la declaración de Mann de que era un no comunista y no un anticomunista cayó en saco roto. Finalmente, Mann prometió no hacer más declaraciones políticas que podrían ser peligrosamente distorsionadas. La Guerra de Corea, librada entre 1950 y 1953, intensificó el anticomunismo de posguerra y generó una atmósfera aún más hostil para Mann. Como escribió Anthony Heilbut, «el Hotel Beverly-Wilshire se negó a alquilar sus instalaciones a un grupo político debido a su participación; la Biblioteca del Congreso canceló su conferencia programada. Cuando Mann se unió a las protestas contra el encarcelamiento de los “Diez de Hollywood” y el despido de maestros de escuela sospechosos de ser comunistas, se dio cuenta de que “los medios de comunicación le habían sido cerrados”».

  • Thomas McGrath, poeta

  • Burgess Meredith, actor

  • Arthur Miller, dramaturgo y ensayista. El dramaturgo Arthur Miller desafió al Comité de Actividades Antiamericanas de la Cámara de Representantes y se negó a nombrar a presuntos comunistas. El desafío de Miller al macartismo le valió una condena por desacato a la Corte, que luego fue revocada por la Corte Suprema. Ya le habían denegado el pasaporte cuando intentó ir a Bruselas para asistir al estreno de su obra «El crisol», sobre los juicios de las brujas de Salem.

  • Jessica Mitford, autora, periodista, se negó a testificar ante el Comité de Actividades Antiamericanas

  • Dimitri Mitropoulos, director, pianista, compositor

  • Zero Mostel, actor

  • Joseph Needham, bioquímico, sinólogo, historiador de la ciencia

  • J. Robert Oppenheimer, físico, director científico del Proyecto Manhattan. Después de la guerra, Oppenheimer comenzó a trabajar con la Comisión de Energía Atómica de Estados Unidos para controlar el uso de armas nucleares. En 1949, cuando Truman se acercó a la comisión para fabricar una bomba de hidrógeno, Oppenheimer se opuso. A pesar de su oposición, Estados Unidos desarrolló una bomba H y la probó en 1952. La resistencia de Oppenheimer le costó el trabajo. Durante la era de McCarthy, el gobierno lo despojó de su trabajo con la comisión. Durante décadas se siguió especulando sobre si era un espía soviético.

  • Dorothy Parker, escritora, humorista

  • Linus Pauling, químico, premios Nobel de Química y Paz

  • Samuel Reber, diplomático

  • Al Richmond, editor

  • Martin Ritt, actor y director

  • Paul Robeson, actor, atleta, cantante, escritor, activista político

  • Edward G. Robinson, actor

  • Waldo Salt, guionista

  • Jean Seberg, actriz

  • Pete Seeger, cantante, compositor

  • Artie Shaw, músico de jazz, director de orquesta, autor

  • Irwin Shaw, escritor

  • William L. Shirer, periodista, autor

  • Lionel Stander, actor

  • Dirk Jan Struik, matemático, historiador de las matemáticas

  • Paul Sweezy, economista y fundador-editor de la Monthly Review

  • Charles W. Thayer, diplomático

  • Dalton Trumbo, guionista. Trumbo había sido miembro del Partido Comunista en un tiempo, pero al igual que el resto de los «Diez de Hollywood», se negó a responder e incluso cuestionó la legitimidad del HUAC en su testimonio. Como resultado, fue acusado de desacato al Congreso, incluido en la lista negra de los estudios de Hollywood y sentenciado a un año de prisión federal. Tras su liberación, Trumbo se vio obligado a escribir bajo seudónimos y vender sus guiones en el mercado negro. Trumbo finalmente se liberó de la lista negra en 1960 después de que el director Otto Preminger y el actor Kirk Douglas anunciaran que recibiría crédito por escrito por las películas «Éxodo» y «Espartaco». Más tarde reanudó su carrera en Hollywood, pero no fue hasta 2011 que el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos finalmente lo acreditó con el guión ganador de un Oscar por «Vacaciones en Roma» de 1953.

  • Sam Wanamaker, actor, director, principal impulsor de la recreación del teatro The Globe en Londres

  • Orson Welles. Al mismo tiempo que el director, escritor y actor Orson Welles estaba haciendo películas y programas de radio innovadores, también estaba bajo investigación del FBI como un potencial comunista y subversivo político, pero las sospechas no hicieron más que aumentar tras el estreno de su clásica película de 1941 «Ciudadano Kane», cuyo protagonista sirvió como una delgada y velada referencia al magnate de la información anticomunista William Randolph Hearst. «Las pruebas que tenemos ante nosotros llevan inevitablemente a la conclusión de que la película “Ciudadano Kane” no es más que una extensión de la campaña del Partido Comunista para difamar a uno de sus oponentes más efectivos y consistentes en Estados Unidos», dice un informe del FBI. Aunque el Buró nunca encontró pruebas de que Welles fuera miembro del Partido Comunista, aún así lo agregó a su índice de personas que se creía eran una amenaza a la seguridad nacional. Su nombre aparecería más tarde en el folleto de 1950 «Red Channels», pero, para entonces, Orson Welles ya había entrado en un largo período de exilio autoimpuesto en Europa.

  • Gene Weltfish, antropólogo despedido de la Universidad de Columbia

  • Qian Xuesen, físico

 

Referencias

«7 Artists Whose Careers Were Almost Derailed by the Hollywood Blacklist». https://www.history.com/news/7-famous-victims-of-the-hollywood-blacklist

«Arthur Miller refuses to name communists» - HISTORY. https://www.history.com/this-day-in-history/arthur-miller-refuses-to-name-communists

«Charlie Chaplin: accused of being a communist and exiled from the USA». https://www.thevintagenews.com/2016/11/29/charlie-chaplin-accused-of-being-a-communist-and-exiled-from-the-usa/

«“Father of the Atomic Bomb” Was Blacklisted for Opposing H-Bomb». https://www.history.com/news/father-of-the-atomic-bomb-was-blacklisted-for-opposing-h-bomb

«La sal de la tierra (1954) Película - PLAY Cine» - ABC.es. https://www.abc.es/play/pelicula/la-sal-de-la-tierra-13462/

«McCarthyism» | History & Facts | Britannica.com. https://www.britannica.com/topic/McCarthyism

«McCarthy Era» | AMNH - American Museum of Natural History. https://www.amnh.org/exhibitions/einstein/global-citizen/mccarthy-era

«Muere en el olvido Edward Dmytryk, una de las víctimas del macartismo en el cine». https://elpais.com/diario/1999/07/03/cultura/930952812_850215.html

 

Sobre el autor:

Leoncio González Hevia es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Oviedo. Suficiencia investigadora en el Doctorado en Filosofía por la Universidad de Oviedo con la tesina titulada «El problema de lo uno en el Parménides de Platón». Transcriptor de varias actas de Jornadas organizadas por la Sociedad Asturiana de Filosofía: Actas de las Jornadas sobre Superstición, Creencia y Pseudociencia (Oviedo, año 2003), y Actas de las Jornadas sobre las Bases y claves histórico-filosófico-políticas en el Quijote (Oviedo, año 2006). Coordinador de proyectos educativos desarrollados por la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón (2004-2006). Vocal de Estudiantes de la Junta Directiva de la Sociedad Asturiana de Filosofía (2004-2008). Investigador asociado de la Fundación Gustavo Bueno. Colaborador de la Hemeroteca del Proyecto Filosofía en Español de la Fundación Gustavo Bueno. Editor de la Historia de la Filosofía de Zeferino González, incorporada a la Biblioteca Filosofía en español. Investigador del EMUI-EUMED (Euro-Mediterranean University Institute, Madrid). Autor de los libros «La sombra del vampiro: su presencia en el séptimo arte» (Cultiva Libros, Madrid 2012), «OVNIs y extraterrestres. Cine religioso» (Círculo Rojo. Almería 2015), y «Sam Peckinpah. Vida y obra» (HiFer editor, Oviedo 2018).

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