top of page

16.4- La ley del valor desde el Materialismo Político

por Mariano Utín


Resumen: Antes que nada, desde la concepción materialista de la vida política, tenemos que tener en claro que el VALOR es una configuración, producida y conformada por medio de operaciones de juntar y separar valores ya producidos en el campo económico, realizadas por los sujetos dentro del espacio antropológico. Los valores, a su vez, también serían términos surgidos de las operaciones realizadas por sujetos productores que relacionan esos términos entre sí para producir nuevos términos, y al mismo tiempo los valores son relaciones entre sujetos a través de cosas (MERCANCÍAS en el capitalismo) que esos mismos sujetos producen en el campo político-económico. Estas relaciones son las Relaciones de Producción, es decir, las formas sociales de manipulación de la materia en el campo económico, y los valores son su producto gnoseológico que, a la vez, también son una relación social de producción.


Palabras clave: Ley del valor, Santiago Armesilla, Marx, Capitalismo, Materialismo Político.



Así, Marx escribe en “Trabajo asalariado y Capital”: “También el Capital es una relación social de Producción […]El Capital no se compone solamente de medios de vida, instrumentos de trabajo y materias primas, no se compone solamente de productos materiales; se compone igualmente de VALORES DE CAMBIO. Todos los productos que lo integran son mercancías. El Capital no es, pues, solamente una suma de productos materiales; es una suma de mercancías, de valores de cambio, de MAGNITUDES SOCIALES.”


La idea de VALOR si bien es filosófica, tiene su origen en la Economía Política como concepto categorial económico.


Ahora bien, ¿de qué hablamos cuando hablamos de VALOR? El valor es un concepto que tiene que ver con lo cuantitativo y jerárquico. Cuando decimos que algo o una cosa (una mercancía) vale más que otra, estamos afirmando que esa cosa tiene una característica, que es de tipo cuantitativa-comparativa, de magnitudes, axiológica, mayor que otra. En nuestras sociedades políticas contemporáneas eso lo podemos medir fenomenológicamente, superficialmente, por los precios que pagamos por un bien o un servicio determinado. Decimos “tal cosa me costó tantos pesos, o euros o dólares, etc.” ¿Pero acaso el precio es una configuración que se fundamenta en sí mismo, por oferta y demanda, o es apenas la expresión monetaria contingente de algo más profundo? ¿Por qué decimos que podemos “medir” algo por su valor? ¿qué cosa medimos, qué cosa tomamos como referencia para medir el valor de las cosas?

Para no entrar en confusiones idealistas, debemos ordenarnos.


Como dijimos más arriba, el VALOR, como categoría económica-política-filosófica y antropológica, es una configuración material que se construye y constituye en sociedades políticas. Por lo tanto, es una relación social, concreta, objetiva e histórica, y no una construcción subjetiva ni individual.


Para Marx el VALOR, en el campo económico, está asociado a las mercancías y se divide en 3 modalidades: 1-VALOR DE USO, 2-VALOR DE CAMBIO, y 3-VALOR


Estas 3 modalidades se corresponden, perfectamente, con nuestras 3 dimensiones ontológico-materiales del MatPol, donde el VALOR DE USO se corresponde a LA DIMENSIÓN FISICA-CORPÓREA (DU1), el VALOR DE CAMBIO a la DIMENSIÓN PSICOLÓGICA (DU2) y por último el VALOR a la DIMENSIÓN LÓGICO-ABSTRACTA (DU3).


Aclaremos que el VALOR DE USO es el valor que tiene una cosa o una mercancía para saciar una necesidad, es decir, su utilidad social, su función de ser útil para algo (hoy medido y objetivado por la Merceología: Sistema Armonizado de Definición y Codificación de Mercancías). El VALOR DE CAMBIO es el precio que se paga (en unidades monetarias-dinero) por dicha cosa o mercancía, producto de la ecuación entre oferta y demanda. Y por último el VALOR (en abstracto) es el fundamento o núcleo de los dos precedentes.


Nos dirá Marx en el Tomo I de El Capital: “En cuanto a valores de uso, las mercancías son, ante todo, diferentes en cuanto a la cualidad; como valores de cambio solo pueden diferir por su cantidad, y no contienen, por consiguiente, ni un átomo de valor de uso.”


A la vez, para Isaak Rubin, Marx analiza el valor en términos de su forma, sustancia y magnitud. “Conocemos ahora la sustancia del valor, o sea, el trabajo. Conocemos la medida de su magnitud, que es el tiempo de trabajo. Nos queda por analizar su forma, que pone al valor su impronta de valor de cambio.” Y ahí está el análisis filosófico del asunto. Para Marx hay un fundamento, una sustancia, que subyace y que constituye el concepto del valor en las mercancías: el trabajo de los sujetos productores que transforman entes de la naturaleza en productos (mercancías en el capitalismo), necesarios para saciar necesidades humanas. Es decir, la centralidad ontológica de la Producción en el devenir del hombre en sociedades políticas. Por otra parte, esa sustancia (el trabajo) se puede medir, se puede objetivar, no de manera directa sino indirecta, a través del tiempo (tiempo de trabajo socialmente necesario para producir una determinada mercancía), de ahí la importancia de la introducción del reloj en el proceso de producción. Por último, la forma: el valor de cambio, los precios, expresión social de la proporcionalidad en que se pueden intercambiar equivalencialmente las magnitudes de los distintos trabajos productivos realizados por los sujetos y corporizados, objetivados, a su vez, en mercancías.


Pero al analizar esto no hay que caer en la trampa en que caen Smith y Ricardo al fallar en la explicación de la forma del valor, al no darse cuenta que “la forma” del valor que ellos analizan es una “forma” contingente y no eterna o natural. Es la forma mercantil capitalista. La forma de valor asumida por el producto del trabajo es la forma más abstracta, pero también la más general, del modo de producción burgués, que de tal manera queda caracterizado como un tipo particular de producción social, y con esto, a la vez, como algo histórico.


Por eso, para el MatPol, tanto los valores de uso como los de cambio, como los valores en sí, son configuraciones gnoseológicas en estadio II-α2, el estadio máximo del cierre categorial al que puede aspirarse en Economía Politica, permitiendo un cierre tecnológico del mismo, el cual también puede ser observado en entretejimiento e interrelación, en el espacio antropológico y gnoseológico, de categorías del campo económico con otros campos extraeconómicos en el desarrollo de los modos, medios y relaciones de Producción.


El VALOR, además de ser una configuración fruto de operaciones racionalizadas e institucionalizadas en el campo económico, será una relación social entre personas que asume forma MATERIAL como mercancías, precios y dinero, y que tiene que ver con el proceso de producción.


Así, como producto del TRABAJO, el VALOR permite el alineamiento de mercancías ecualizando, de esta manera, diversas formas materiales y concretas de trabajo que, tomadas en conjunto, nos darían como resultado el TRABAJO SOCIAL TOTAL distribuido en diferentes ramas de las relaciones de producción.


Por lo tanto, el VALOR es una relación social de producción, una forma material, objetiva, concreta e histórica, que únicamente puede conformarse en un contexto determinado (y a la vez determinante) muy concreto. Es decir, si bien todas las sociedades humanas históricamente han producido y producen para satisfacer necesidades humanas, en algunas de estas sociedades se producía para autoconsumo, mientras que en otras sociedades con un grado mayor de desarrollo de las fuerzas productivas, y en particular en nuestra sociedad contemporánea capitalista, los productos surgen como propiedad de los agentes particulares que los intercambian mediante un proceso de negociación. Marx denomina mercancías a los productos que existen en este tipo de sistemas de propiedad e intercambio, nos dice Duncan Foley.

La producción de VALOR es el bombeo de sangre que hace funcionar al capitalismo, desde el corazón mismo del sistema económico. La producción de valor circula por todo el cuerpo social, y en realidad, es la base de todo modo de producción complejo. Su circulación nacional e internacional es lo que permite su universalización, la cual, a su vez, permite su circularidad.


2-EXPRESIÓN SOCIAL DEL VALOR: PRECIO DE LA MERCANCÍA.


No es lo mismo VALOR que PRECIO. En todo caso podemos afirmar que el precio es un aspecto, una cara o una dimensión óntico-material del valor (DU2). El precio, dentro de una sociedad política donde prime el modo de producción capitalista, es la parte fenomenológica del valor, y esta depende, a su vez, de dos variables: OFERTA y DEMANDA. La Oferta como la suma de productos, costes y precios de producción que se producen, distribuyen e intercambian de cara a su compra por parte de los consumidores, y la Demanda como la suma de productos, costes y precios de producción que pueden ser adquiridos por los consumidores a cambio de dinero.

Hilando más fino podríamos decir que:


LA OFERTA es la suma de COSTES DE PRODUCCIÓN + GANANCIA MEDIA DEL CAPITALISTA

Los COSTES DE PRODUCCIÓN, a su vez, están compuestos por: Materia primas, herramientas, máquinas, etc. (capital constante) + salario (costo-precio de la fuerza de trabajo del obrero, o sea, capital variable)


GANANCIA MEDIA DEL CAPITALISTA serían:1) el PLUSVALOR (diferencia entre salario que el capitalista le paga al trabajador y valor producido por el trabajo vivo de ese trabajador) MAS 2) el beneficio de la venta de la mercancía, y MENOS 3) la retención, hecha por el Estado como redistribución fiscal del beneficio o plusvalor, en impuestos.


LA DEMANDA es la suma de poder adquisitivo efectivamente realizado en la compra de mercancías por parte de los consumidores.





Representación ordinaria de la curva de oferta (O) y de demanda (D1 y D2), a la hora de conformar los precios en los puntos de intersección de las curvas. Hay dos curvas de demanda en este dibujo debidos a los cambios en los procesos productivos (P1 y P2) que obligan a ajustar la demanda elástica en diversos momentos, elásticos, de la oferta. (Armesilla, La Economía en 100 preguntas, 2015)


Ahora bien ¿de dónde vienen los precios? Hay 2 respuestas para eso. Una la da la Teoría Margi-utilitarista o Teoria Subjetiva del Valor, de raíz filosófica idealista, que ve a los precios como la única fuente de información real del valor que se produce y circula en la sociedad; la otra es la Teoría del Valor-Trabajo, de raíz materialista, que entiende que la generación del valor, su fundamento y sustancia, es el trabajo humano abstracto socialmente necesario en el proceso de transformación de la naturaleza, a través de su acción sobre la misma, en el proceso de producción, transformando su entorno y a la vez, transformándose a sí mismo.


La primera teoría, la margi-utilitarista, de raíz idealista, también denominada Teoría subjetiva del valor, se basa en los deseos subjetivos de los consumidores. Es así, que le da prioridad a la DEMANDA. A nuestro juicio es una teoría que, al no tener un enraizamiento material, es pura apariencia. Y la apariencia es ideología. Esto es, ver las cosas por un aspecto superficial o simplemente verlo adulterado con respecto a su verdad. Pero esa apariencia es real, como es real el camuflaje del soldado (como dijimos anteriormente). Es decir, la apariencia, que es ideología, es la ideología dominante de la Clase burguesa dominante, que atraviesa y coloniza el sentido común, en términos gramscianos.


Así, la Escuela Margi-utilitarista, defensora de la Utilidad Marginal, entiende que los precios comerciales dependen de la última unidad adicional producida de una mercancía que arrastra el precio de todas las demás a la baja, y es la más barata. Es decir, a la primera unidad de una mercancía “x” que se consume, la demanda, para esa misma mercancía, es máxima. Pero a medida que se va consumiendo una cantidad creciente de esa mercancía “x”, la demanda a la misma disminuye porque se va saciando la necesidad a la misma, y eso hace que la utilidad de esa misma mercancía vaya disminuyendo por cada unidad que se consume, y de esta manera, disminuye su precio, ergo, su valor. Por lo que el valor para dicha mercancía terminará siendo el de la última unidad consumida (unidad marginal). Es clásico el ejemplo de los vasos de agua consumidos en el desierto, denotando con el mismo, lo desconectado de cualquier tipo de contexto de ésta teoría. La Escuela neoclásica conformó un lenguaje formalizado, matemático, para intentar darle un barniz de cientificidad ésta teoría.


El pionero de la misma fue Daniel Bernoulli (1700-1782) que desarrolló la idea de esperanza moral, para resolver problemas de riesgo o azar. La entendió como la suma de productos de probabilidades multiplicada por las utilidades individuales de los sujetos, plasmada en precios. Fue, luego retomada por Alfred Marshall en 1890 que propone la utilidad marginal del dinero como la única forma objetiva de medir la utilidad marginal de las mercancías a partir del dinero que el consumidor esté dispuesto a pagar por ellas.


La Teoría de Utilidad Marginal ha tenido, a lo largo de la Historia, distintas versiones. La primera es la de Utilidad Cardinal, que es la de Marshall. La segunda es la de Utilidad Marginal Ordinal, muy presente en la Escuela Austríaca, entiende que la utilidad no puede ni debe ser medida, porque es pura subjetividad, como los bienes y servicios, y lo único que se puede hacer es expresar ordinalmente, por preferencias subjetivas, los grados de utilidad marginal que damos a las mercancías, arrastrando a la baja la última de todas ellas al precio del stock de las mismas. Esta última mercancía nos proporcionará menor satisfacción que la primera a la hora de ser consumida. Por último, la tercera versión es la Teoría de la Preferencia Revelada. Basada en la Psicología Conductista. Esta tercera versión de la Teoría de Utilidad Marginal nos dice que los consumidores escogerán un conjunto concreto de mercancías porque las prefieren a otras alternativas, y lo hacen mediante la compra, en base a un principio de elección racional que entiende que todo agente económico tiende a maximizar su utilidad-beneficio y a reducir sus costes y riesgos, buscando el placer y evitando el dolor.


Para aquellos que quieran profundizar en un análisis crítico sobre la Teoría de Utilidad Marginal recomendamos el libro de Santiago Armesilla del 2015,” Trabajo, Utilidad y Verdad”.


La otra respuesta a la pregunta “de dónde provienen los precios” está dada por la Teoría Valor-Trabajo, aunque no solo se ciñe a eso.


El origen de la Teoría Valor-Trabajo data de la antigua Grecia. Aristóteles en el libro V de su Ética a Nicómaco (S. IV a.C) llegó a formular su teoría del justo precio, basado en el coste del trabajo. A su vez, esta teoría fue adoptada en la Edad Media por Tomás de Aquino (1224-1274), pasando a la Edad Moderna a través de la escolástica española, concretamente por Luis de Molina (1535-1600) en su obra La Teoría del justo precio. Esta teoría fue elaborada en un período donde las economías eran muy simples, en donde entre el costo de producción y el precio final comercial no había costos intermedios ya que el productor vendía directamente al consumidor. A partir de Montchrestien y Petty, que estudian ya una economía mercantilista (como transición entre el feudalismo y el capitalismo), entre el coste de producción y el precio comercial final empiezan a aparecer costes y precios intermedios.


La Teoría del “justo-precio” empieza a ser transformada en Teoría del Valor-trabajo con el advenimiento de los clásicos como Smith y Ricardo que ya comienzan a formularla en el período incipiente del capitalismo. Con ellos, también, la utilidad social de un producto comienza a llamarse valor de uso, el cual es objetivo, concreto e histórico.


Esta teoría tendrá su punto de inflexión en Marx. En él, la teoría del valor-trabajo no será solo una teoría de los precios, sino también, una parte fundamental del Materialismo Histórico.

En efecto, Marx toma de Smith y de Ricardo la teoría del valor-trabajo como correcta, pero le realiza ciertas correcciones críticas. La corrección más importante que le hace Marx es la necesidad de ubicar la teoría valor-trabajo en contexto, es decir, en el ámbito de la producción social total de mercancías (o del ejemplar medio de mercancía), y no, como lo expresó Ricardo, en cada mercancía en particular. Pero, además, va más allá y realiza más correcciones, que se pueden resumir de la siguiente manera, según nos dice Duncan Foley: el TRABAJO que PRODUCE VALOR es el ABSTRACTO antes que el concreto, SIMPLE antes que compuesto, SOCIAL antes que privado, y NECESARIO antes que desperdiciado.


Trabajo abstracto es el trabajo “en general”. Nos explicamos. Una forma de comprender este punto es considerar que en una sociedad productora de mercancías todos los tipos de trabajos concretos tienen la capacidad de producir valor. Cuando abstraemos las propiedades concretas particulares de los tipos específicos de trabajo, nos quedamos con la naturaleza común de producción de valor. No es un trabajo en particular por sí solo, y aislado, el que genera el valor, sino, la suma del trabajo general, segregado de las particularidades de los trabajos concretos.


Marx reconoce, al igual que Ricardo, que los individuos difieren en su capacidad de producir valor. Para dar cuenta de este fenómeno, Marx propone medir el tiempo de trabajo en términos de una unidad básica, a la que denomina trabajo simple: La cantidad de trabajo invertido en una hora por aquellos trabajadores que no tienen ninguna ventaja particular de habilidad o de experiencia en la producción. Marx considera, a su vez, el trabajo de los trabajadores más hábiles, o con mayor experiencia, que producen más valor por hora, como un múltiplo de trabajo simple.


A su vez, para Marx, no cualquier trabajo produce valor, en términos económicos. Las labores domésticas, por ejemplo, que se desarrollan en el hogar privado, al no ser un trabajo sometido al intercambio, es un trabajo que no produce valor. Marx argumenta que solo el trabajo social, es decir, aquel orientado a la producción de mercancías que sí se intercambian, produce valor. Es decir, el valor, se produce en el proceso de producción de mercancías y se realiza en el intercambio como plusvalor. (D´)


Finalmente, resulta claro que el mero consumo de tiempo de trabajo no aumenta el valor de las mercancías a menos de que el tiempo de trabajo sea necesario para la producción de la mercancía en el nivel actual del desarrollo técnico-tecnológico. Lo que regula la producción de valor es la cantidad de trabajo que se necesita en el momento para producir las mercancías, una cantidad que constantemente cambia a raíz de los descubrimientos técnicos y de las mejoras en los procesos de producción y debido al agotamiento de los recursos naturales o descubrimientos de nuevos recursos. Marx subraya el hecho de que solamente el trabajo necesario en el nivel social de desarrollo de las técnicas de producción del momento, agrega valor a la mercancía.


Ahora bien, dijimos anteriormente que los precios se rigen por la oferta y la demanda. Marx está de acuerdo con esta aseveración, pero para él la oferta es la variable determinante. La oferta es la base sobre la que gira la demanda. La demanda es oferta encubierta.


Ahora bien, si la oferta determina a la demanda, el núcleo de la oferta es el COSTO DE PRODUCCIÓN. Como dijimos anteriormente, Los COSTES DE PRODUCCIÓN, a su vez, están compuestos por: Materia primas, herramientas, máquinas, etc. (capital constante) + salario (costo-precio de la fuerza de trabajo del obrero, o sea, capital variable).


Pero si miramos bien, tanto las Materias Primas, como las herramientas o máquinas necesarias para el Proceso de producción, es decir, el Capital Constante, son productos a su vez, del trabajo humano. Para obtener las materias primas de la naturaleza se necesita que el Hombre las extraiga y eso ya es trabajo humano. La Materia Prima, por ejemplo, la madera, no es árbol, sino, es la materia del árbol extraída desde el mismo árbol con trabajo humano. Del mismo modo, las herramientas como llaves, pinzas, destornilladores, así como, las máquinas más complejas, necesitan, para existir, la elaboración de las mismas, esto es, el tratamiento del metal (y otros componentes de la naturaleza), por ejemplo, para fabricar una llave inglesa o una pinza, y esto se hace a través del trabajo humano. Por lo que, finalmente, todo en el proceso de producción se reduce a trabajo humano, y este trabajo humano es material, histórico, y social, y la única manera de mensurarlo es a través de la unidad básica de tiempo.


De esta manera vemos que tanto las materias primas como las herramientas, en el modo de producción capitalista, son también mercancías, y la esencia (lo que está pero no se manifiesta a simple vista) de toda mercancía es “el tiempo medio de trabajo socialmente necesario, para producirlas en una sociedad histórica dada, con el desarrollo tecnológico correspondiente.

Aquí queremos hacer una aclaración. Para Marx las dos fuentes de valor son el trabajo humano y la naturaleza. Pero la naturaleza será fuente de valor en tanto sea potencialmente trabajada, elaborada o resignificada, es decir, pasible a ser elaborada y transformada por el trabajo humano o sometida a relaciones de producción.


Entonces, el núcleo del valor en las mercancías es EL COSTO DE PRODUCCIÓN, como señalamos antes. Pero a ese “núcleo” le tendríamos que agregar otro componente que vendría a ser LA GANANCIA MEDIA DEL CAPITALISTA que se compone por el PLUSVALOR (trabajo del obrero no remunerado por el capitalista) y el BENEFICIO DE LA VENTA (que se da, o no, en el mercado). A lo que, además, deberíamos restarle, parte del plusvalor con que se queda el Estado en concepto de impuestos.


Ahora bien, sumando estos dos componentes, COSTO DE PRODUCCIÓN más GANANCIA MEDIA DEL CAPITALISTA, tendríamos el “cuerpo” del precio, es decir, EL PRECIO DE PRODUCCIÓN de la mercancía.


Lo que finalmente determinaría la “corteza” del precio, el PRECIO COMERCIAL FINAL, sería la concurrencia de dicha mercancía al intercambio en el mercado, sujeta a las leyes de la oferta y la demanda. Es decir, lo determina la relación competitiva entre los vendedores (la OFERTA) y los compradores (la DEMANDA)


Pero a su vez, existe una triple competencia. 1)competencia entre vendedores, 2) competencia entre compradores, y finalmente, 3) competencia entre vendedores y compradores.


La competencia entre vendedores hará que estos tengan que producir más mercancías, mejores mercancías y más baratas. En definitiva, hará que el precio baje, en tanto haya competencia.

La competencia entre compradores será, por el contrario, una fuerza que tire hacia arriba los precios.


Por último, la interrelación entre vendedores y compradores dará la fluctuación de los precios como queda expresada, más arriba, en el gráfico de curvas de oferta y demanda. Pero es importante resaltar que esas fluctuaciones siempre se darán sobre la base del PRECIO DE COSTO DE PRODUCCIÓN de la mercancía, es decir, sobre el “núcleo” y el “cuerpo” del valor de la misma, o sea, LA OFERTA. Así, cuando oferta y demanda se anulen mutuamente, es decir cuando la primera coincida con la segunda, se dará el llamado “Precio natural” por la Escuela de Economía Política Clásica y es el mismo que la Escuela fisiócrata llamaría “Precio necesario”. En este punto ya no influyen las fuerzas de la oferta y la demanda (que se equiparan y anulan entre sí) y los precios se explican por el PRECIO DE PRODUCCIÓN, que responden a leyes internas dentro de la producción, independientemente de la competencia, y así lo dicen tanto Marx como Rubin. Pero además, no es posible entender la demanda sin las relaciones recíprocas entre instituciones del campo económico y la dialéctica de Clases y Estados.


¿Pero entonces qué papel cumple la DEMANDA? Como afirmamos anteriormente, la demanda es OFERTA encubierta.


Desde una teoría materialista de los precios afirmamos que la DEMANDA, al contrario de lo que opinan los teóricos marginalistas, no está determinada por los deseos subjetivos, sino que está determinada por el EFECTO PRECIO. ¿Y qué es el EFECTO PRECIO?

El EFECTO PRECIO es el resultante de 2 componentes:


1- EFECTO SUSTITUCIÓN: constituido por los cambios en los COSTOS DE PRODUCCIÓN por el efecto del desarrollo de las fuerzas productivas, que hacen que, a igual poder adquisitivo, los precios varíen por el mayor o menor desarrollo de las fuerzas productivas. A mayor desarrollo de las fuerzas productivas le corresponderá un menor costo de producción, por lo tanto, se abaratará el precio de la mercancía. Lo resumimos así:


[ ↑↓ FUERZAS PRODUCTIVAS → ↓↑COSTOS DE PRODUCCIÓN/ ꓿PODER ADQUISITIVO DE LOS CONSUMIDORES]


2- EFECTO RENTA: Es lo contrario del EFECTO SUSTITUCIÓN. Es decir, la diferencia o el cambio del Poder adquisitivo de los consumidores sin cambios de las fuerzas productivas. No hay cambios en las Fuerzas Productivas por lo que no hay cambios en los COSTOS y en los PRECIOS DE PRODUCCIÓN, pero si en la capacidad o poder adquisitivo de los consumidores, lo que hará que si el poder adquisitivo es bajo, no habrá consumo o este estará disminuido lo que dará como efecto un bajo consumo y traccionará hacia abajo los precios. Por el contrario, el alto poder adquisitivo de los consumidores dará como resultado un alto consumo, lo que traccionará los precios hacia arriba. Lo podemos resumir asi:


[꓿FUERZAS PRODUCTIVAS → ꓿COSTOS DE PRODUCCIÓN/↑↓PODER ADQUISITIVO]


Ahora bien, una vez analizadas todas las partes que componen la estructura de la representación social del valor en los precios, estamos en condiciones de afirmar que EL VALOR es EL COSTO DE PRODUCCIÓN donde está incluido el Trabajo Humano. Y es ahí donde se produce PLUSVALOR por la EXPLOTACIÓN del mismo por parte del capitalista. Es decir, es ahí donde se produce la diferencia entre lo que el trabajo vivo del obrero produce, objetivado en la mercancía, (y del que se apropiará el capitalista una vez vendida dicha mercancía en el mercado) y lo que se le paga como salario, que es lo que el obrero necesita para saciar sus necesidades mínimas de vida. Por lo tanto, el PLUSVALOR SE PRODUCE en el ACTO DE EXPLOTACIÓN en el proceso de producción, pero SE REALIZA en el momento en que la MERCANCÍA SE VENDE. A su vez, se convierte en CAPITAL cuando se suma y se acumula al capital inicial, que es el capital que el capitalista adelanta cuando comienza su actividad económica al pagar el PRECIO DE PRODUCCIÓN, como inversión inicial. Por eso, además, afirmamos que, el capitalista solo se convierte en capitalista, es decir, se realiza como tal, cuando alcanza, por medio de la obtención de un plusvalor-ganancia durante la venta de la mercancía, de una suma de valor que suma y acumula al capital inicial. Solo allí se produce valor-capital, y solo en ese momento del proceso de producción, el capitalista se realiza como capitalista.

El proceso sería asi:


1- El capitalista, en esta etapa sería “inversor” o “emprendedor” (palabreja tan de moda en estos tiempos). adelanta a través de sus ahorros, o a través de un crédito financiado por un banco, una suma de dinero (D) o capital inicial, para cubrir los COSTES DE PRODUCCIÓN (compra de materias primas, compras de herramientas, maquinarias, alquiler del lugar físico donde funcionaría la producción, etc; más el pago de la Fuerza de Trabajo que le compra o alquila al obrero).


2- Comienza el proceso de producción. Allí entra en interacción el trabajo del obrero con la materia prima a través de las herramientas y las máquinas. Aquí se produce PLUSVALOR dado por el trabajo humano vivo.


3- Cuando termina el proceso de producción el resultado es la Mercancía (M) que sale distribuida hacia el MERCADO para su venta.


4- En el mercado la MERCANCÍA SE VENDE. Si la mercancía se vende por encima de su precio de costo de producción, se produce una ganancia. Alli se REALIZA EL PLUSVALOR, expresado en dinero (D´) que le va a servir al capitalista para acumularlo como CAPITAL y poder volver a reinvertirlo dando recurrencia al proceso de producción y nueva acumulación del capital.

La fórmula que encontró Marx para representarlo sería: D → M→ D´ (DINERO O CAPITAL INICIAL → MERCANCÍA → DINERO PRIMA O CAPITAL.


Como la esencia y fuente de valor es el trabajo humano, el capitalista podrá extraer más valor al aumentar la explotación del mismo. Es decir, podrá extraer un PLUSVALOR (diferencia entre valor de la fuerza de trabajo del trabajador -su salario- y el valor producido por él mismo). Y lo hará por medio de la extensión del tiempo de trabajo (plusvalor absoluto) o por medio de la intensificación del trabajo humano al desarrollar los medios de producción y elevarlos tecnológicamente para hacer que produzcan más mercancías en las mismas unidades de tiempo de trabajo (plusvalor relativo). Pero, más allá de los fines didácticos explicativos, no se podrá separar la configuración VALOR de la subconfiguración PLUSVALOR, que en realidad forma parte de la misma cosa: VALOR.


El VALOR, por tanto, es una configuración, una categoría de la Economía Política surgida con el capitalismo, y sus partes, no es que sean “arrancadas” o “robadas” al obrero como PLUSVALOR. Es que, en ningún caso, son suyas bajo las leyes burguesas del régimen capitalista. Esta, y no otra, es la conceptualización categorial real del PLUSVALOR en Marx.


Todo este proceso, a su vez, es ocultado por el efecto del FETICHISMO DE LA MERCANCÍA, que es el proceso por el cual, los integrantes de la sociedad sufren una suerte de extrañamiento, de desconocimiento, de alienación, de los procesos técnicos, sociales e históricos que permiten la producción de valor (y plusvalor incluido en el valor), y por tanto, del proceso de producción de mercancías. Asi, al producto final, la mercancía, se le terminan atribuyendo una suerte de cualidades mítico-místicas, mientras que el sujeto que la ha producido y que la consume, acaba cosificado y dominado por la misma, siendo, además, separado del conocimiento del mismo proceso de producción.


Pero volviendo al VALOR como concepto y configuración, y al PLUSVALOR, en base a lo dicho por Marx, otra cosa ocurriría si legalmente ese PLUSVALOR fuera declarado propiedad del Trabajador y no del Empresario. (algo que los estados socialistas en el siglo XX intentaron hacer) Pero, en realidad, ni la ganancia puede pertenecer por entero al trabajador que originalmente la conformó, ni el capitalista puede quedarse por entero con ella. Es, en última instancia, el Estado, quien, a través de los impuestos, se apropia, legalmente de buena parte del valor producido, y lo gestiona, planifica, y redistribuye (Capa Basal del Estado con sus respectivas ramas), según sus planes y programas. Esto ocurre tanto en un Estado capitalista como socialista o mixto.


Así, en el Capitalismo, se ha llegado al punto de institucionalizarse cada vez más la gestión de las ganancias burguesas por medio de los bancos, cajas de ahorro, por medio de la bolsa, etc; y siempre bajo la cobertura legal del ESTADO.


Pero el VALOR, como configuración gestionada por el Estado y adquirido por éste a través de impuestos, no se separa entre valor y plusvalor.


Así mismo, una sociedad política sin impuestos no sería una sociedad política completa, y ni siquiera sería una sociedad política. La defensa de los impuestos como una institución necesaria para la existencia de una sociedad política, e incluso para la libertad de sus habitantes, ciudadanos y residentes, es característica de todas las teorías realistas de Estado.



3-TEORIA CIRCULARISTA-SINTÉTICA DEL VALOR-TRABAJO


En “Trabajo, Utilidad y Verdad” (Armesilla 2015), la tesis de llegada era que se producía un cierre tecnológico en la Teoría VALOR-TRABAJO, que no se producía en la Teoría de la Utilidad Marginal. Y que la primera absorbía elementos materialistas de la segunda en lo que respecta a demanda, particularmente el efecto-precio. (ver más arriba en el presente ensayo).

En aquel trabajo del 2015, se demostró, además, que la filosofía de la ciencia y un determinado campo de las ciencias sociales podían influirse mutuamente, en tanto que la Teoría del Cierre Categorial podía permitir el purgar al campo económico de elementos extra-económicos innecesarios para conformar los cierres operatorios de dicho campo, posibilitando que el campo económico alcanzara un cierre II-α2, sin rastro de margiutilitarismo.


En aquel ensayo se explicó la tabla de las categorías de la Economía Política de Gustavo Bueno, y los elementos constitutivos de la misma:



En la tabla puede verse como los sujetos dentro del campo económico, representado por los números 1,2,3,4…n, y enclasados en las clases sociales, o clases de clases, de productores, consumidores, etc, A,B, dentro del Estado E, tienen Relaciones de Producción mutuas, circulares, a través de mercancías producidas y consumidas por ellos mismos representadas por las letras a,b,c,d…m, agrupados a su vez en clases y clases de clases, de bienes I,II, etc, clasificación de la que se encarga la Merceología. Los bienes y sus clases representan la riqueza nacional, combinación entre Producto Nacional Bruto (PNB) y Producto Bruto Interno (PBI), que respectivamente son los valores nacionales de la riqueza generada, sin contar (PNB) y contando (PBI) con las importaciones, R, siendo todo ello el motor productivo de la sociedad política, las fuerzas de producción de la vida política. El dinero D sirve como bien, como institución que circula y permite la circularidad de las relaciones de producción, que escila entre la demanda y la oferta que dentro del campo económico permite y regula el intercambio Microeconómmico de mercancías, siempre que estos servicios puedan hacerse equivalentes a un bien. Las fuerzas de producción permiten las relaciones de producción y forman parte de ellas, ya que las mercancías que permiten la producción de otras mercancías son también productos históricos cuya existencia influye en el comportamiento de productores y consumidores independientemente de la voluntad de estos.


A su vez, se profundizaba en la explicación de esta tabla enlazándola con la idea de Razón económica de Isaac Rubin tenía:


La división social del trabajo une a todos los productores de mercancías en un sistema unificado que recibe el nombre de economía nacional, en un “organismo productivo” cuyas partes se hallan mutuamente relacionadas y condicionadas. ¿Cómo surge esta conexión? Por el intercambio, por el mercado, donde las mercancías, de cada productor individual, aparecen en forma despersonalizada como ejemplares separados de un tipo determinado de mercancías, independientemente de quién la produjo, o dónde, o en qué condiciones específicas. Las mercancías, los productos de los productores individuales de mercancías, circulan y son evaluadas en el mercado. Las conexiones e interconexiones reales entre las empresas individuales –que podríamos llamar independientes y autónomas- surgen de la comparación del valor de los bienes y de su intercambio. En el mercado, la sociedad regula los productos del trabajo, las mercancías, es decir, las cosas. De este modo, la comunidad regula indirectamente la actividad laboral de los hombres, ya que la circulación de los bienes en el mercado, el ascenso y la caída de sus precios, originan cambios en la distribución de la actividad laboral de los productores de mercancías separados, provoca su entrada en ciertas ramas de la producción, o su salida de ellas, determina la redistribución de las fuerzas productivas de la sociedad.” (Rubin [1924] citado por Armesilla [2015]).


Ahora, una vez expuestas estas líneas de la “vuelta del revés de Marx” a través de la crítica materialista de Bueno, podemos llegar a nuestra concepción materialista de la vida política, y así es que podemos culminar estas líneas fundamentales transformando la Tabla de las categorías de la Economía Política en un hipercubo que, siguiendo las líneas básicas de la tabla de Bueno, se extendería en las cuatro dimensiones para permitir contar, no solo con la profundidad de las relaciones entre las diversas categorías económicas, sino, también, con el tiempo tomado como unidad necesaria para entender la conformación de dichas categorías asociada a la idea de Producción.


Es así que este hipercubo fractal, teseracto, que proponemos como transformación de la tabla de Bueno en una construcción cuatri-dimensional (las 3 dimensiones de volumen o espaciales, más, la dimensión tiempo), se asemejaría a los conjuntos fractales conocidos, en inglés, como Mandelbox.


La Mandelbox sería un mapa (como la tabla de Bueno) de conjuntos continuos, definidos en cualquier punto de sus dimensiones. El resultado es un sistema multifractal, geométrico-dinámico, una Symploké sometida a transformaciones geométricas-fractales continuas sin desaparecer como totalidad sistemática.


Así, la tabla propuesta por Bueno adquiere una complejidad mayor al representar una multiplicidad de interconexiones en Symploké de los campos económicos entre sí, y a la vez, con campos extraeconómicos tanto del espacio antropológico como de los ejes gnoseológicos, y las continuas transformaciones en el campo económico sin dejar de perder su sistematicidad, esto es: el entretejimiento y las transformaciones que se dan en el espacio-tiempo, relacionadas, a su vez, con la idea ontológico-gnoseológica de Producción, y se vería así:


Se representaría en éste hipercubo la composibilidad (o posibilidad múltiple concomitante) de factores y la rotación recurrente de los términos, relaciones y operaciones producidas en el campo económico en el marco de las relaciones de producción de una sociedad política.

Si a su vez, extendemos esta misma representación a un hipercubo mayor, que tenga en cuenta la Dialéctica de Clases y de Estados, conllevando la rotación en diversos mercados inter-estatales de los diversos valores como configuraciones producidas conjugadas con las mercancías, habría que multiplicar el hipercubo representado arriba por el número de las sociedades políticas del planeta, siendo el dinero (y con él, el intercambio internacional de mercancías) lo que atravesaría cada uno de los hipercubos como el representado. Se tratarían de una sumatoria de multiples hipercubos pequeños que serían partes formales de un hipercubo más grande que se vería asi:



El Dinero atravesaría la Dialéctica de Clases y de Estados (la línea oblicua de la figura) mediante la institución de la convertibilidad de la moneda y el comercio mundial, contando con la existencia de la aduana, bancos nacionales e internacionales, circuitos financieros, mercancías y valores.


En esta figura de un super-hipecubo , los Estados o distintas sociedades políticas, estarían representados por los multiples hipercubos más pequeños. Es, obviamente, una simplificación a los fines ilustrativos, ya que sería imposible representar a todos los Estados del planeta en este gráfico, dado el espacio limitado de este texto. Pero, al igual que la Tabla de Bueno y del hipercubo, éste super-hipercubo representaría los mismos términos que los anteriores pero a una escala planetaria, donde las dos líneas oblicuas que atraviesan el super-hipercubo de izquierda a derecha sería el dinero circulante a nivel internacional, que se condice con las doble líneas oblicuas a nivel de los pequeños hipercubos contenidos en este, que representarían las distintas monedas nacionales de los distintos Estados. Por su parte, el gran circulo representaría el movimiento circular recurrente de rotación de las mercancías y sus valores conjugados en el contexto de Dialéctica de Clases y Estados, que hacen posible la composibilidad de factores, su rotación recurrente y la Razón económica del sistema.


Lo importante de todo este esquema es advertir y tomar dimensión, del grado en que todos los términos, factores y configuraciones, que se conforman en los diversos campos (económicos, políticos, culturales, etc.) y en los diversos espacios antropológicos de las múltiples sociedades políticas, se entretejen en Symploké, se influyen, condicionan y hasta determinan, unos con otros de manera concomitante, dando una verdadera idea de la complejidad dialéctica del real proceso de producción a escala mundial.


Teniendo en cuenta todo lo dicho, la vuelta del revés de Marx nos permitiría, ahora, también darle la vuelta del revés de la Teoría VALOR-TRABAJO proponiendo una teoría del valor a nivel ontológico-gnoseologico y económico-político continuadora y profundizadora de aquella. Damos a esta nueva teoría del valor el nombre de TEORÍA CIRCULARISTA-SINTÉTICA DEL VALOR-TRABAJO, que tendría, resumidamente, las siguientes características:


La Teoría Circularista-sintética del VALOR-TRABAJO (TCSVT) es una teoría tanto económica como filosófica, que entiende que el VALOR es una configuración (y como toda configuración, es una relación social) producto de operaciones realizadas por sujetos productores que, en el contexto de las relaciones de producción, circula en el campo económico en el contexto de la Dialéctica de Clases y Estados, y que su rol en la composibilidad de factores de dicho campo es esencial para entender en qué consiste la Razón económica.


Es una teoría, por lo tanto NO es un teorema α1. Es decir, es una teoría económica-política como filosófica en sentido MATERIALISTA que se constituye en una configuración tipo II-α2 como cierre tecnológico, desde la TEORÍA DEL CIERRE CATEGORIAL. Es una teoría CIRCULARISTA, ya que es circular el eje donde se relacionan los sujetos entre sí en el campo económico dentro del ESPACIO ANTROPOLÓGICO, intercambiando los productos que ellos producen (mercancías), entretejiéndose también, con relaciones radiales conformando relaciones circulo-radiales totalizando las Relaciones de Producción (interacción de los sujetos entre sí y con la naturaleza). Pero a la vez, es una teoría que tiene en cuenta la fundamental Dialéctica de Clases y de Estados que permite la rotación recurrente y la composibilidad de los factores dentro de la Microeconomía (por dentro de los Estados) como entre los Estados, ya que sin Dialéctica de Clases y de Estados no habría Micro ni Macro economía.


Asi mismo, la TCSVT tiene en cuenta, siguiendo a Marx, que la misma, es una teoría válida para el análisis del valor y los precios dentro del modo de producción capitalista y desaparecería, o no sería igual en caso de superar el modo de producción capitalista.


La TCSVT, a su vez, entiende que, las categorías de la Economía Política, no se encuentran aisladas en un espacio particular, sino que, están siempre relacionadas dialécticamente, y en codeterminación permanente, con categorías de otras disciplinas, principalmente técnicas, tecnológicas, científicas, sociológico-antropológicas y políticas.


Al entender al VALOR como una configuración en sí mismo, como núcleo sobre la que orbitan todos los demás valores, la TCSVT negaría la división extraeconómica de base, por lo que entendería que el PLUSVALOR no puede separarse del VALOR, ya que forma parte del mismo (aún admitiendo la diferencia entre el salario pagado al obrero por el capitalista y el valor producido por el primero. Y admitiendo, también, que hay disparidades legales, en distintas sociedades políticas, sobre la propiedad del valor).


La TCSVT, a su vez, se opondría frontalmente a la teoría de la Utilidad Marginal, al considerarla una construcción más filosófica que económica, de tipo idealista y en esencia irracional, como fuera del Universo real, aislada y sin contexto político-histórico, ni antropológico, en tanto que, en su intento de dar un barniz “científico” y “aséptico” al matematizar el campo económico, defiende la aplicación del cálculo infinitesimal a la idea de satisfacción última que pueda proporcionar la última unidad de un bien económico consumido de un stock de mercancías iguales.


La TCSVT, al igual que la Teoría marxista de VALOR-TRABAJO que, lejos de negarla, la reconstruye y potencia, es una teoría MATERIALISTA que tendrá en cuenta todos los avances técnicos-científicos y tecnológicos que permitan la conformación de configuraciones en menor tiempo y a menos costo (esto es: La Producción), así como el estudio y la determinación de sus categorías. Defenderá que su desarrollo tiene que partir del estudio de técnicas y tecnologías productivas utilizadas masivamente en el campo económico para la conformación de valores, como además de las diversas técnicas y tecnologías de la investigación operativa.


La TCSVT desligaría por completo, la demanda y la oferta de la utilidad marginal. Para la TCSVT la OFERTA determina a la DEMANDA. La OFERTA tendría como núcleo el COSTE DE PRODUCCIÓN (compuesto a su vez por la sumatoria de materias primas, herramientas, máquinas, costos del lugar físico y el costo de la fuerza de trabajo: el salario) ; siendo a su vez el núcleo de la DEMANDA, lo que la conforma y determina, EL EFECTO PRECIO (conformado a su vez por el EFECTO SUSTITUCIÓN, es decir, los cambios en las fuerzas productivas que harían variar los precios manteniendo invariable el poder adquisitivo de los consumidores, más EL EFECTO RENTA: el cambio del poder adquisitivo de los consumidores, sin cambios en el desarrollo de las fuerzas productivas)


En definitiva, la TCSVT es la Teoría del VALOR-TRABAJO de la Concepción Materialista de la vida política. Es la Teoría del VALOR-TRABAJO de Marx leída, complementada y potenciada desde las coordenadas del Materialismo Político.


Así, mismo, la TCSVT es tanto ontológica como gnoseológica. Y en lo que respecta a la gnoseología, podría permitir dar el paso a un nivel de cierre tecnológico mayor y pasar de ser teoría a LEY.


A nivel gnoseológico, la LEY CIRCULARISTA-SINTÉTICA DEL VALOR-TRABAJO (LCSVT), sería el cierre tecnológico del campo económico que podríamos representar lógico-ideográficamente asi:



Tomando como base la fórmula clásica del cierre tecnológico de la circularidad del valor en Marx (D-M-D´), en esta fórmula nuestra la D sería el Dinero o Capital Inicial antes de producir la Mercancía (M), y D´ el capital resultante tras la venta y el incremento del mismo a través de la realización del Plusvalor(p) que a su vez lo incluye. (recordar que el Plusvalor se produce en el momento de producción de la mercancía, pero se realiza en el momento de la venta de la misma). M resultaría de la conjunción del valor (V), resultado de la inclusión del coste de producción (Cp) y el precio de producción (Pp), en el Precio Comercial final (Pc), con el valor de uso (Vu, estudiado por la Merceología), partido por efecto precio (Ep), conjunción del efecto sustitución (Es) más el efecto renta (Er).


Ahora bien, todo este proceso (explicado en la fórmula) ocurriría en un proceso global más dinámico de producción que lo incluye, y que lo condiciona, esto es, en un contexto de Dialéctica de Clases (Dc) y de Estados (De).


Es importante resaltar que el efecto precio, en el denominador de la Mercancía, reemplaza a la utilidad marginal de la última unidad en la célebre fórmula de la Teoría del valor de ésta (Valor=Precio=M/Utilidad Marginal), como fundamento material, real, α-operatorio, de la DEMANDA. Mientras que en la OFERTA seguirá siendo la conjunción de VALOR (incluidos los precios que la conforman, desde el coste de producción hasta el valor de cambio final) y valor de uso.


Por su parte, el subconjunto de D´, es decir, capital final (o el capital resultante de la venta de M que incluye y realiza al Plusvalor), va a parar al capitalista, en parte para acumulación y/o reinversión en capital, y otra parte va a parar al Estado en calidad de impuestos y tributo, Dialéctica de Clases y de Estados, mediante.


De esta manera, todos los términos operados en el campo económico en relación al VALOR-TRABAJO, sin residuos margiutulitaristas, son relacionados operatoriamente entre sí, en el cierre tecnológico, que, en el plano gnoseológico, permitiría el paso de la TCSVT (ontológica) a la LCSVT. De esta manera, el análisis de la mercancía, que en Marx equivale al análisis del VALOR, se cierra en nuestra “vuelta del revés” de la crítica de la Economía Política.

bottom of page