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7.7- La arquitectura soviética y sus cuatro fases funcionales

por David de Quevedo

Resumen: La arquitectura de por sí es un pilar fundamental en varias cuestiones estratégicas desde el punto de vista popular, militar y económico. A continuación se va a ofrecer un repaso completo por el vasto mundo de la arquitectura soviética a través de sus cuatro fases, muy distintas entre sí y que obedecieron a necesidades puntuales del momento histórico y económico. Sujeto de objetivos políticos, la arquitectura de la URSS cambió de valores en ocasiones para satisfacer al obrero, para demostrar que desde el socialismo también se pueden alcanzar los niveles de occidente. Esta faceta de la historia es otra que demuestra, desde su rapidez en construcción como su caro coste de producción, que el socialismo ha sido y es un potente y competitivo sistema productivo y económico, dentro de sus propias peculiaridades, como cualquier otro país sobre la faz de la tierra. Palabras clave: Arquitectura, Constructivismo, Clasicismo, Jruschovka, Austeridad, Altura.

I. Introducción.


Sin duda alguna, cuando hemos estado estudiando ámbitos políticos de la antigua URSS y nos hemos parado a ver ejemplos gráficos de sus ciudades, barrios, calles y distribuciones urbanas, la arquitectura es un factor que nos ha llamado poderosísimamente la atención por su forma tan característica de construcción y creación. Sobre todo si somos de occidente, notamos un gran contraste urbanístico en comparación a nuestras calles de España, de Francia, Italia, Reino Unido y hasta las comparamos con los planos urbanísticos americanos que vemos en las películas de Hollywood. Todos podemos imaginar por un momento las típicas avenidas de Los Ángeles o de Nueva York, edificios tan ricos en detalles que no podríamos calcular el precio del costo. Tan diferentes entre sí unos de otros pero que, al mismo tiempo, se encuentran dentro de un mismo estilo arquitectónico, con algunas pequeñas variantes.


Muchas personas cuando viajan a los países del este de Europa, los cuales pertenecieron al antiguo bloque del este, al bloque socialista, argumentan que son países visualmente aburridos, la similitud de todos sus elementos, que deprimen o que está todo demasiado ordenado y vacío. Llevamos años dándonos cuenta de que esto es así, porque obedeció a una dirección política concreta, cuyos fines solían ser la austeridad. Si vamos a países como Polonia, Ucrania, Bielorrusia o directamente al este de Alemania, encontraremos barrios enteros repletos de las famosas jruchovkas, esos edificios de forma rectangular de no más de cinco o seis plantas colocados ordenadamente en barrios amplios en los que abunda, sobre todo, el espacio, la inexpresión, la simetría y el vacío. Algo realmente destacable y que representa a uno de los países más poderosos que existieron sobre la faz de la tierra y que ocupó la mitad oriental del mundo.


Al mismo tiempo, en países como Rusia, Corea del Norte o Kazajistán encontramos una arquitectura soviética que supone todo lo contrario. Enormes, colosales, ostentosos y épicos son los edificios pertenecientes a otra etapa arquitectónica distinta, y que imperó con otro propósito propagandístico e ideológico. Es el caso de la Universidad Estatal de Moscú o el Hotel Ucrania, cuyo coste y altura son desmesurados. Estatuas de gran altitud, mosaicos en los metros, edificios del Estado en los que caben más de veinte mil personas y proyectos que jamás se llevaron a cabo pero que suponían un nuevo estilo de rascacielo en competencia con el estilo americano.También puede sonarnos que la arquitectura soviética es un sinónimo de caos o de estructuras imposibles. En este estilo abundan las ventanas, las curvas, las inclinaciones desafiando a la gravedad o edificios cilíndricos con puntas y partes incisivas.


La arquitectura soviética no siempre fue igual. Como estilo artístico ha sufrido un progreso a lo largo de la existencia de la URSS, y estos estilos se han visto influidos por factores como el momento histórico, las dificultades económicas del país o momentos en los que la ideología consideraba que tenía instantes más propicios que otros. Para ello, vamos a hablar de cuatro fases concretas y, vamos a mencionar algunas curiosidades y contemplaciones que los soviéticos hacían de la arquitectura y los edificios, ya que tiene bastante que ver, aunque en un principio pueda parecer que no, con el tema ideológico y político, no solamente artístico.


II. Primera etapa: El Constructivismo de la vanguardia rusa 1915 – 1935

El constructivismo ruso es un movimiento artístico en auge en los años veinte que aplicaba su labor en distintos campos como la pintura o el diseño gráfico. Sin embargo, fue en la arquitectura donde más se hizo notar con alta diferencia. El constructivismo ruso rechazaba a los dos estilos arquitectónicos dominantes en Europa, el Art Nouveau francés, belga y español y el Neoclasicismo, por considerarlos estilos pertenecientes al arte burgués. Mientras que estos dos estilos arquitectónicos europeos eran ostentosos y buscaban lo lustroso con formas que imitaban a la naturaleza, el brillo, los colores altamente llamativos como el dorado, el blanco o bien, una imitación de los edificios clásicos griegos y romanos, el constructivismo ruso suponía todo lo contrario. Líneas rectas puras, composiciones de figuras geométricas, ángulos agudos y obtusos y, en su etapa tardía, curvas retorcidas ascendentes y descendentes. En sus gamas de color predominaban los más apagados y austeros, como el turquesa pastel, un salmón pálido o el gris piedra. La forma de los edificios constructivistas rusos eran de baja altura, triangulares, cuadrados o rectangulares, imitando siempre a la geometría pura, haciendo notar su influencia del cubismo. Una vez que la revolución rusa ha triunfado y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas el 30 de diciembre de 1922 es fundada, se entiende que el arte debe y tiene que servir a la revolución en todo plano. El constructivismo ruso automáticamente se vuelve el arte oficial de la expresión revolucionaria socialista. Los constructivistas siempre habían creado su arte en respuesta a lo que representaba la opresión y las clases enemigas del obrero, por lo que comenzaron a producirlo al servicio del socialismo, a la creación del nuevo orden social y de la expansión y difusión del marxismo. Un arte exclusivo para la nueva forma de vida obrera.


El constructivismo era contemplado y construido desde perspectivas utilitaristas, esto es, la estética y la forma siempre obedecen al uso, a la función. Esto es muy importante de entender, porque distinguió a la arquitectura soviética prácticamente en casi todas sus fases. Si algo se crea, es para que se utilice, porque tiene un motivo útil, porque se puede emplear para algo, ya sea en la propia estructuración del edificio, en las viviendas, en las escaleras o en los portales. Todo está basado en el utilitarismo, todo está construido para algo, no se crean elementos vacíos ni elementos que estén destinados a estar depositados de por vida en un espacio. En contraposición, están los decorados ostentosos que sólo aportan belleza. Una belleza que se contemplaba como propiedades y singularidades burguesas en los artes catalogados y asociados a esta clase que en la nueva URSS, ya no existía. El constructivismo ruso tuvo grandes nombres de reseña, cuyas obras aún hoy pueden ser visitadas en diferentes partes de Rusia. Lamentablemente algunas de ellas se derrumbaron a consecuencia del deterioro o de la reconstrucción de otros edificios sobre el mismo terreno en los que estos estaban depositados, ya que suponían de importancia menor. Algunos nombres pertenecientes a este estilo junto con algunos datos son los siguientes:


Konstantín Mélnikov, arquitecto principal en este movimiento artístico. Este artista moscovita nació en el año 1890 y estudió en la Escuela de Arquitectura de Moscú. Mélnikov tenía una auténtica obsesión por las figuras redondas y por las curvas, produciendo así una sensación de movimiento. Utilizaba ventanales redondos rectangulares y solía emplear un color destacable en las rectas puras. Su tendencia para con las ventanas individuales era darles forma de rombo o forma perfectamente cuadrada. Dos de sus obras más destacables:


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Garage Intourist. Diseñado para los autobuses Intourist, la agencia soviética de turismo extrajero. 1934.



FOTO 2

Casa personal de Konstantín Melnikov en Moscú. 1927-1929.


Moiséi Guínzburg, otro de los artistas más reconocidos de este nuevo arte soviético. Nacido en Minsk en la época del Imperio Ruso de 1892 y educado en el Instituto Politécnico de Riga, fue el fundador de la OSA – Organización de Arquitectos Contemporáneos. En ella creó un estilo arquitectónico que combinaba el interés puro de la tecnología de la época con el ideario socialista. Moiséi era distinguido por su idea fija del dilema campo-ciudad, pero ¿por qué? Este nuevo arte que servía a la revolución, llegó a ser tan utilitarista en el sentido plenamente práctico, que comenzaron a aparecer edificios pobres, ornamentalmente hablando. El resultado de esto, fue un conjunto de barrios y suburbios en los que predominaba el cemento, el color gris y lo industrial por encima de lo natural, lo que daba aspecto artificial, de prefabricación. ¿Qué planes tenía Moiséi para solucionar esto? Su tan sonado en la época, plan urbanístico que llamó «La Ciudad Verde», cuyo objetivo era construir una arquitectura desurbanizada, es decir, una arquitectura que presentase un menor urbanismo y a la vez una mayor cercanía a la naturaleza, debido a la expansión del cemento y al olvido de las zonas verdes. Su obra principal es el edificio Narkomfin; situado en el oeste de Moscú. Este edificio fue construido en 1928 y fue casa comunal o casa colectiva, destinada a los ciudadanos que se vieron obligados a compartir espacio con otras familias debido a la problemática de haber más población que viviendas en la capital rusa. Este edificio puede asemejarse al estilo arquitectónico de hoy porque predominan las líneas rectas puras y las columnas en su base.

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Edificio Narkomfin. Año 1930.

En su interior, las cocinas estaban destinadas a compartirse y el vestíbulo de entrada pasaba a convertirse en la sala común del edificio o espacio de relación. Sólo las habitaciones y los aseos podían pertenecer individualmente a cada familia que ocupase el edificio.



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Edificio Narkomfin. Año 2020. Para acabar la primera etapa de la arquitectura soviética, vamos a hablar de un arquitecto muy importante debido a que su concepción del constructivismo ruso supuso la transición a la segunda etapa. Hablamos de Ilya Golosov. Este arquitecto moscovita no concebía el constructivismo de la misma manera que el resto de sus compañeros de profesión. Educado en la Escuela de Arquitectura de Moscú y con más de dieciocho obras acabadas en terreno ruso, tiene un peso especial en la primera etapa de la arquitectura soviética por una diferencia de miras a futuro sobre este movimiento arquitectónico socialista. El Partido Comunista de la Unión Soviética contó con él para diversos trabajos que aún hoy pueden ser visitados en Moscú, debido a su innovación y a cómo concebía la arquitectura socialista en sí misma. Golosov comenzó reparando edificios debido al destrozo que ocasionó la revolución rusa e inclusive llegó a ser el encargado del plan para la reconstrucción de Moscú en 1919, una reconstrucción que le llevaría un tiempo considerable y que le sirvió para repensar lo que más tarde, se conocería como Clasicismo Socialista o coloquialmente, arquitectura estalinista. Golosov comenzó a reparar los edificios de Moscú desde una perspectiva neoclásica, no habiendo absorbido las influencias utilitaristas por el momento. Su obsesión por la arquitectura engrandecida fue a más, hasta que plenamente se estableció la etapa del constructivismo ruso. Golosov, a pesar de haber creado grandes obras constructivistas como el Club de Trabajadores de Zuev o la Casa de los Soviets, en Khavarovsk, nunca estuvo plenamente convencido de su gusto por el constructivismo, ya que para él, viniendo de un origen cercano al Neoclasicismo, el Constructivismo ruso le quedaba muy pequeño. Tampoco aceptaba que la arquitectura tuviese que ser plenamente utilitarista. Era plenamente consciente de que una arquitectura austera y sobria como el emergido Constructivismo ruso crearía un conjunto urbano cercano a lo pobre, a lo agrio, a lo frugal y a lo triste. Golosov obtuvo tal fama dentro del estilo constructivista ruso a pesar de no sentirse identificado con él, que fue considerado el líder del propio movimiento arquitectónico, y por ello seguido por todos e influenciados notablemente por él, por sus cambios y, hasta por su abandono del Constructivismo ruso. Golosov siempre tendía a engrandecer sus creaciones, no estaba de acuerdo que lo austero representase al ideario socialista ni al obrero, por lo que, una vez estando en la cumbre de la arquitectura rusa, hizo y deshizo con más soltura lo que su arte le pedía. A partir de 1932, sus edificios eran de mayor tamaño, mayor altura, mayor profundidad, muchísimo más decorados y se eliminó por completo el enfoque utilitarista, aunque aún teniendo una ligera influencia constructivista. Este cambio se denominó Postconstructivismo. El Postconstructivismo, a pesar de los restos constructivistas, sirvió de transición al Clasicismo Socialista o Arquitectura Estalinista. Era caracterizado por aumentar y engrandecer los edificios adornados y engalanarlos con columnas clásicas, tejados sobresalientes en la parte de la fachada, ornamentos como estatuas que representaban la lucha del obrero, a Lenin o a otros líderes revolucionarios y estaba excesivamente enfocado a dar la impresión de la grandeza del sistema socialista. Las estatuas mayores solían posicionarse en las partes más altas del edificio, las menores en las fachadas, entre ventanas o en zonas pensadas para su posicionamiento, recordando en ocasiones a las estatuas griegas representando a los dioses o a las nueve musas de Zeus y Mnemósine en forma de frisos. También estos edificios estaban provistos de columnas y capiteles de propia cosecha, inspirados por ellos mismos en lugar de copiar y plagiar los ya existentes en el Neoclasicismo. Normalmente todos estos ornamentos eran simplificaciones con formas cuadradas y rectangulares, además de otras con forma curva. Golosov pasará a ser profesor de arquitectura en el mismo sitio donde él estudió, en el Instituto de Arquitectura de Moscú. Murió el 29 de Enero de 1945. Recapitulando. Como contraste entre dos versiones de un mismo estilo, del Constructivismo al Postconstructivismo, tenemos las siguientes diferencias: de edificios austeros pasamos a edificios ornamentados y decorados gracias a la influencia de Ilya Golosov. Aumento de tamaño, profundidad y altura de manera considerable. Ambas versiones tenían como objetivo representar la gloria de la lucha obrera y del sistema socialista. El Postconstructivismo hace que la geometría y la sensación de movimiento pierdan protagonismo. Se pierde el utilitarismo. Se comienzan a construir estatuas de Lenin y otros líderes revolucionarios en conmemoración de la revolución de 1917. Las columnas en el Postconstructivismo comienzan a abundar con formas muy rectangulares. Los edificios de las capitales y del centro de las ciudades socialistas comenzarán a ser construidos en este estilo hasta los años noventa. Llegamos al final de la primera etapa.

III.- Segunda etapa: El Clasicismo Socialista o Arquitectura Estalinista 1930-1953

Desde 1933, respectivamente, la arquitectura cambiaría en profundidad y estaría mucho más presente en el plano político de lo que ya estaba el constructivismo ruso. Si la OSA era, considerablemente, una parte fundamental de la política soviética poniendo al servicio de esta el propio arte arquitectónico, en este nuevo clasicismo socialista podríamos dar por hecho que la arquitectura y el mandato político para con la distribución de las ciudades y la creación de edificios van a estar fundidos. Por supuesto con nuevos fines y objetivos estéticos donde la ideología imperase de forma más estética que material, justo lo contrario del constructivismo ruso. Mientras que se deja atrás una concepción arquitectónica de lo austero, ahora vamos a encontrar edificios de más de ochenta metros de altura, con ornamentos varios, decorados ostentosos, tonos dorados y rojos, influencia del clasicismo y muchos otros elementos que se escaparán a los esquemas de la sobriedad. Podemos decir que la arquitectura aquí, en esta fase, se va a volver contraria a lo que predicaba anteriormente, que es el lujo. El ideal socialista de construcción en su justa medida sin demasiado ornato se transforma. Llegados a este punto, la arquitectura sigue sirviendo a la ideología, pero de otra manera. ¿En qué sentido podemos decir que cambia, sin dejar de servir al ideario soviético? Durante el mandato de Lenin, la competencia internacional entre modos de producción, entre socialismo y capitalismo no era tan tenaz ni tan contrastable, por lo que la arquitectura durante dichos años se basó en un desarrollo tranquilo, en una construcción enfocada plenamente a los valores que por entonces predicaba el Estado soviético recién emergido hacía pocos años. Es con el nuevo mandato de Stalin, que todo cambia de rumbo, y la arquitectura estará en uno de los puntos de mira. Sí, podemos decir que la construcción ha cambiado para mostrarse de otra forma. La arquitectura soviética sufre principales cambios debido a tres factores, a saber: 1) Golosov: el clasicismo socialista nace claramente por la visión del moscovita, como hemos comentado algunas líneas más arriba. Este clasicismo es hijo del postconstructivismo. Sale de él, se basa en él y además, lo potencia en casi una brutalidad arquitectónica. En el postconstructivismo hemos dicho que se comienzan a crear estatuas de Lenin, edificios más altos y anchos, más ornamentados y decorados, con nuevas tonalidades y colores. El clasicismo socialista llevará estas características hasta el final, hasta su extremo. Tal es así que muchos han etiquetado a este nuevo estilo como brutalismo soviético. Edificios como el Hotel Ucrania en Moscú o la Universidad Estatal de Moscú son representativos de esta época. Se crean monumentos gigantes dedicados al trabajo obrero y al trabajo del campo. En los interiores de los edificios empezarán a aparecer detalles como estampados decorativos en las paredes, colores llamativos en lámparas ostentosas o en cortinas de terciopelo rojo, alfombras despampanantes y muebles altamente trabajados en madera y retocados hasta con oro. Se comienza con el uso del mármol y el granito tanto en suelos como en paredes. También se comienzan a construir arcos y altas columnas de inspiración griega y romana como contemplamos en el Teatro del Ejército Rojo o en el Sanatorio de Sarátov. Las cúpulas también comienzan a ser más frecuentes en edificios públicos y estos son decorados con algo novedoso para la arquitectura soviética: luces en la fachada. A partir de esta etapa, Moscú, Leningrado y otras grandes ciudades de la URSS van a comenzar a llenarse de faroles y focos de luz que alumbran a sus grandes edificios, aportándoles glamour y clase. El metro de Moscú sufre la transformación del engrandecimiento socialista, plasmando mosaicos en los que se representa el triunfo del socialismo soviético, grupos de obreros dueños de sí mismos y adueñándose de los campos, imágenes motivadoras de la sociedad socialista, engrandecimientos de la simbología marxista-leninista como idea líder para todo triunfo del pueblo soviético y retratos colosales de Lenin con hoces y martillos y campos de trigo.

FOTO 5 2) Competencia con la arquitectura estadounidense: debido al comienzo de las competencias de sistemas productivos entre el modo capitalista y el socialista, la URSS es perfectamente capaz de crear edificios que igualen o superen a los americanos. Los edificios del centro de Moscú son construidos para engrandecer la ciudad y ser visualmente competitiva con las famosas imágenes de Nueva York o Los Ángeles. Ser competitivas con un país cuyo modelo productivo es el contrario. Esto también fue una forma de hacer ver al mundo que la transformación socialista puede llegar a los mismos puntos que el mundo capitalista o a mayores, además, teniendo en cuenta que la arquitectura de esta etapa es de cara construcción. La arquitectura clasicista socialista, y esto hay que tenerlo claro, era muy cara en sus tres facetas, mientras que el constructivismo era barato. Bajo este ritmo de competencias y, para celebrar el octavo centenario de la ciudad de Moscú en 1947, entre el Kremlin y los nuevos arquitectos se presentó un plan sobre la famosa construcción de ocho rascacielos, cada uno representando los siglos pasados. Estos rascacielos son la viva representación de estas competencias de las que estamos tratando. Ocho enormes, colosales y descomunales rascacielos de los cuales sólo se construyeron siete. El motivo concreto de por qué se decidió no construir el último, fue que debido a los planos urbanísticos que mostraban los espacios disponibles de construcción en Moscú, este octavo rascacielos, para no quedarse muy lejos del resto, tendría que estar situado muy cerca del Kremlin (idea aportada por el arquitecto Dimitry Chechulin). Este descartó la posibilidad dado que si ese colosal edificio era construido a escasos metros del Kremlin, le robaría toda la importancia y el protagonismo, por lo que sin más, quedó cancelado y olvidado. Los siete rascacielos fueron llamados «Las Siete Hermanas», y para construirlos se tomó una más que notable inspiración en edificios neoyorkinos como el Empire State Building o el Chrysler Building. Recordemos de nuevo que para la gran mayoría de las construcciones de esta segunda etapa de la arquitectura soviética, se tenía en mente la competencia entre sistemas políticos. Las Siete Hermanas son las siguientes: Universidad Estatal de Moscú: 235 metros de altura con 36 plantas. En su torre principal se emplearon más de 40.000 toneladas de acero.

FOTO 6 Hotel Leningrado: 136 metros de altura y con un aire estadounidense muy marcado.

FOTO 7 Hotel Ucrania: 198 metros de altura. Fue el hotel más alto del mundo hasta 1975.


FOTO 8 Ministerio de Asuntos Exteriores: 173 metros de altura. Es el edificio con el escudo de armas soviético más grande del mundo.

FOTO 9 Edificio Administrativo Puerta Roja: 138 metros de altura. Hubo problemas con la construcción de su torre debido a su cercanía con el metro de Moscú y sus movimientos.

FOTO 10 Edificio Kotelnicheskaya Embankment: 176 metros de altura con 32 plantas. Exclusivo de uso residencial común.

FOTO 11 Edificio Kúdrinskaya: 160 metros de altura. También residencial, fue construido para personalidades notables del mundo soviético como científicos y pilotos.

FOTO 12 3) Visiones distributivas y militares: desde el comienzo del mandato de Stalin y sobre todo a partir de los años 30, medianamente, la política arquitectónica atiende de igual manera a la estructuración de las ciudades, es decir, a la distribución y, en algunas zonas, a la necesidad militar. Si hablamos de los centros de ciudades como la propia Moscú, Leningrado o Novosibirsk, encontramos entramados de edificios de un mismo tipo, ya no edificios individuales. Se debe construir de tal manera que se alcance una densidad de 400 personas por hectárea. Los terraplanes, es decir, calles principales, sólo podían ser construidos con propósito de viviendas u oficinas. Los edificios deben tener mínimo seis pisos de altura. En las afueras de las ciudades, los edificios residenciales alcanzaban gran altura, de hasta entre 12 y 17 pisos, construidos en ladrillo y hormigón, todos con forma rectangular en hileras de cuatro a diez bloques, con separaciones entre ellos dejando espacios vacíos para parques y zonas verdes y, muy simétricos entre ellos.


Si hablamos de avenidas, tenemos que destacar forzosamente un principal detalle, y es que se construyeron excesivamente anchas, pensando militarmente. Todas comprenden una buena conexión de red entre ellas, desembocando en prácticamente cualquier rincón de la ciudad para el paso de tanques, de carros de combate o hasta el aterrizaje de aviones, en el caso de guerra. Como punto central, en el caso de Moscú, encontramos la Plaza Roja.

FOTO 13 Tras la Segunda Guerra Mundial y una vez que los países que se encontraron bajo liberación soviética se asentaron, el clasicismo socialista comenzó a expandirse por ellos. En Polonia fue construido el Palacio de Cultura y Ciencia de Led Rudnev, uno de los edificios más emblemáticos en cuanto a clasicismo socialista se refiere.

El barrio de Nowa Huta en Cracovia, fue construido con idea de ser una ciudad propia e independiente de la capital Polaca, cuyo estilo es enteramente clasicista socialista soviético. En cuanto a la Alemania del Este, Berlín quedó absolutamente devastada hasta los cimientos y, de la misma forma que Leipzig o Dresde, fueron reconstruidas desde cero con estilo clasicista socialista. Los edificios residenciales de la RDA imitaban increíblemente a los soviéticos de Moscú o Leningrado debido a la influencia de la anti-carta de Atenas, un documento basado en 16 puntos que la RDA emplearía para la nueva construcción socialista de la ciudad y de todo su territorio. Además, en Berlín Este se levantaron monumentos de guerra de estilo soviético, aunque no tan colosales como los situados en la propia Rusia, ya que la URSS, y esto es importante remarcarlo, se reproducía a sí misma allá donde hubiese liberado territorio. Al igual que en Polonia, en la Alemania del Este se fundó una ciudad desde cero y fue construida al estilo soviético, aunque esta estuvo orientada a edificios residenciales desde un comienzo. Hablamos de la entonces Stalinstadt, hoy, Eisenhüttenstadt. La embajada soviética es un edificio emblemático en Berlín aún hoy, tremendamente clasicista socialista, así como el Monumento de Guerra Soviético, construido en 1945 y que hoy puede visitarse sin problema en la capital alemana. Es inconcebible terminar de escribir sobre la Alemania del Este y no mencionar la Karl-Marx-Allee, la avenida más grande de todo Berlín a día de hoy con 90 metros de ancho y dos kilómetros de longitud, elemento vivamente soviético y fuertemente estalinista, entendiendo que las avenidas en la época de Stalin suponían venas principales por las que se conectaba toda la ciudad y por las que el ejército podía marchar tanto en guerra como en días especiales.

FOTO 14 Karl Marx Allee, Berlín Este.


Este estilo arquitectónico, como vemos y, para recapitular información, se puede dividir en tres ramas, si se quiere. Por una parte grandes edificios emblemáticos, con colores llamativos y llenos de ornamentos y luces en competencia con los estadounidenses, mostrando la capacidad del sistema socialista y glorificando sus acciones construyendo auténticos monstruos de la arquitectura, igual de envidiables que cualquier otra fuera de sus fronteras, junto con el levantamiento de monumentos dedicados al obrero y al campesino en su triunfo cívico. Por otro lado, la reestructuración de los edificios del centro de las ciudades destinados a oficinas y a residencias, pensados para dar cierta clase y elegancia a sus centros y acumulando gran cantidad de habitantes junto con la otorgación de peso a las grandes avenidas, pensando en el ejército. Y por otro y finalmente, los barrios de las afueras residenciales, grandes edificios de hasta 18 plantas repletos de simetría, espacio y zonas verdes. Un estilo arquitectónico tan influyente, que aún a día de hoy sigue siendo el más representativo del complejo que supone a arquitectura soviética generalizada, debido a su extrema expansión e influencia, desde Moscú a Alemania del Este, pasando por Bucarest, dándose una vuelta por Bielorrusia y llegando hasta la propia Corea del Norte, el clasicismo socialista es, claramente, la representación del socialismo a través de la arquitectura.

FOTO 15 Avenida de la Independencia de Minsk, Bielorrusia.


IV. Tercera Etapa: Jruschovkas 1953 – 1970


Para entender visualmente esta etapa, tenemos que partir de una base clara, cuyo significado se extendió a lo largo y ancho de todo el territorio socialista dependiente de la URSS: la concepción de Nikita Jruschov. Stalin fallece el 5 de marzo de 1953 con una expansión e influencia soviética descomunal, llegando desde Berlín a la frontera con la recién fundada República Popular Democrática de Corea y, de las costas congeladas del norte de Siberia a las fronteras arenosas del sur de Azerbaiyán. Todo este vasto mundo se regía bajo influencia soviética, que no mandato, pues cada república y cada país absorbido por la URSS siempre gozó de cierta autonomía para asuntos propios. Con este mapa definido sobre el tablero geopolítico y con la Guerra Fría más que comenzada, Nikita Jruschov también emplearía la arquitectura para moldear el mundo socialista como más convenientemente creyese, no en vano.


Entendamos lo principal: Jruschov partía de una afirmación tremendamente errónea y absurda para tocar la arquitectura, hablando en términos más que objetivos. Él decía, y lo repitió en bastantes ocasiones, que el pueblo soviético y generalmente el pueblo socialista estaba muy cerca de alcanzar el comunismo, quizá a unos 30 años de ello, situándonos en el año 1954. Quiere decirse, que Nikita Jruschov dio por hecho que el mundo socialista, que la parte oriental del planeta, dejaría atrás el socialismo para entrar en ese nuevo jardín del que poco escrito hay en cuanto a su funcionamiento, sobre la supuesta extinción del Estado que Lenin comenta en El Estado y la Revolución, en menos de 40 años. Evidentemente, afirmar algo así es un completo absurdo, puesto que cualquier marxista, buen entendedor y estudioso de los fenómenos políticos, caería en la cuenta de que el cambio de un modo de producción a otro se da con tiempo, con tesón, con varios intentos y con una concepción posiblemente globalista de la historia política y geopolítica. Mucho menos alguien va a afirmar esto con una guerra de por medio, como fue la Guerra Fría, cuyo final nadie era capaz de vislumbrar.


Tenemos entonces que, Jruschov apostaba por esto: en pocos años alcanzaremos el comunismo. Esto ha quedado claro. ¿Qué ocurriría a partir de esta afirmación? Centrándonos de lleno en la arquitectura, hay bastantes acontecimientos. Esta afirmación de Jruschov supuso dos cosas principales: la primera es el claro abandono del clasicismo socialista debido a que esta etapa estaba realmente asociada a Stalin. Es sabido que Jruschov dio el pistoletazo de salida a lo que se llamó «desestalinización» de la sociedad soviética, lo que suponía retirar o dejar de producir todo lo que se hiciese con aires de la época de Stalin, achacando siempre a que la URSS debía de dejar de dar aires de grandeza de manera tan ostentosa, relacionándolo todo con el funcionamiento de las dictaduras. La segunda, es la vuelta a la sobriedad, a la austeridad, términos que ya nos suenan mucho, y de vuelta a la construcción barata pero con una peculiaridad extra, que ahora la construcción sería excesivamente rápida.


Como Jruschov estaba seguro de que en poco tiempo por fin gozarían del comunismo, contó con el arquitecto bielorruso Vitali Lagutenko para llevar a cabo el nuevo proyecto arquitectónico de las llamadas jruschovkas. ¿Qué son las jruschovkas? Estos nuevos edificios bañarían por completo el mundo socialista en todas partes, literalmente. Eran edificios de entre 3 y 6 plantas máximo cuya finalidad era dar cobijo a las familias soviéticas hasta la llegada del comunismo. Existieron planes que afirmaban que una vez llegado este nuevo mundo, las jruschovkas habrían valido como hogares de usar y tirar, transitarios, que serían derrumbados para crear el nuevo tipo de vivienda comunista que marcaría la nueva era de la sociedad soviética. Esta era la finalidad concreta de las jruschovkas, y precisamente por esa finalidad, no podían ni ser caras, ni sus materiales buenos, ni el Estado podría tardar demasiado en su construcción. Las jruschovkas tenían varias características que ahora vamos a ver:



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Jruschovkas en Azerbaiyán.


Esta nueva etapa, remarcamos, fue planeada por Jruschov y llevada a cabo con la ayuda del arquitecto Vitali Lagutenko, quien propuso el estilo de vivienda, metros cuadrados, habitaciones, altura y modo de montaje de los nuevos edificios. Las jruschovkas volvieron a tener como particularidades la sobriedad y la austeridad en versión extremas. El utilitarismo volvió de igual manera que en la época del constructivismo ruso. Estos nuevos edificios no poseían de un sólo ornamento, se empleó el hormigón puro y el cemento para su construcción y todo, absolutamente todo de lo que estaban compuestos, tenía su función de uso. Las jruschovkas estaban pensadas para vivir y dar uso al 100% de la vivienda. Tal era así, que hasta las terrazas tenían como mucho 1 metro de anchura como máximo, habiéndolas de hasta menor tamaño. Las jruschovkas tenían por lo general, entre 3 y 6 plantas. Se construían sin ascensor para abaratar los costes de construcción y, los tamaños de los edificios optaban en tres variantes, en función exclusiva del tamaño familiar: 30m², 44 m² y 60 m². Podían tener una sola habitación, dos o como máximo, tres, siendo estas de un tamaño bastante reducido. Solían estar provistas de un solo cuarto de baño, aunque hay casos particulares en los que hay viviendas con dos. Para abaratar aún más los costes, en la mayoría de las jruschovkas, las tuberías de la corriente del agua van por fuera del edificio así como los cables eléctricos. Sólo en las zonas donde hace excesivo frío las situaron en el interior de los mismos. La calefacción era central, lo que significa que cuando la caldera se encendía, afectaba a todas las viviendas por igual, sin tener éstas la capacidad de regularla individualmente. Las ventanas eran de doble cristal para aislar las viviendas lo máximo posible del frío en los duros inviernos. Los salones solían ser alargados y estrechos. Las cocinas, cuadradas en las que caben máximo dos personas.


Los materiales de construcción y la manera de hacerlo eran de baja calidad y muy baratos porque tenían, no lo olvidemos, como objetivo, cumplir las necesidades inmediatas de las familias hasta que llegasen al comunismo. Las jruschovkas tenían aproximadamente unos 25 años de uso garantizado, a pesar de que aún hoy, siguen funcionando y a decir verdad, muy bien. Eran construidas por paneles, colocados mediante grúas. Estos encajaban con el esqueleto del edificio y trabajo finalizado. Tal era así, que un bloque de tamaño considerable, podía ser construido en máximo 15 días. El impulso de la construcción de las jruschovkas fue tan rápido y fue tan disparado, que para el año 60, sólo 7 años después de haberse comenzado con este proyecto y esta nueva etapa arquitectónica, el 60% de la URSS y de sus países satélite estaban repletos de ellas y, más del 50% de la población vivía en una. Como curiosidad, era en Rusia donde más se las conocía por jruschovkas. En Alemania del Este las solían llamar cajas de zapatos o cajas de ratones, mientras que en Bielorrusia o en Polonia se las llamaba cajas de cerillas, debido al poco espacio que ofrecían.


¿Y cómo eran los barrios de esta nueva etapa? Hay que dejar claro, ante la duda de algunos, que la distribución de los edificios y de los barrios sí toman influencia directa de los barrios del extrarradio de la época anterior, de la época de Stalin. Los barrios de jruschovkas estaban compuestos por una simetría impresionante, con un gran vacío entre los propios edificios dando lugar en estos a parques, aparcamientos ya que las jruschovkas carecían de garajes, o zonas verdes. Los edificios, al ser sobrios, por fuera no tenían nada más que su propia fachada hincada en el terreno. Los portales volvían a ser como los del constructivismo ruso: de hormigón y cemento y, en muchos casos, sin ni si quiera pintar el interior, dejándolos así, acabados en el propio material de construcción. Debido a la simetría, los espacios entre edificios y la pobreza en construcción junto con el color gris o el color ladrillo que predomina, esto crea un conjunto de factores que han aportado fama a estos barrios, tildándolos de deprimentes, fríos, inexpresivos y vacíos. Estos sentimientos que producen los paisajes urbanos soviéticos de los suburbios, tienen origen en lo que nos suena tanto a estas alturas: la austeridad.



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V. Cuarta etapa: El «estilo» Luzhkov 1971 – 1991


Yuri Luzhkov fue el primer alcalde de la ciudad de Moscú una vez la URSS se desmantela, en la transición de finales de 1991 a 1992. Luzhkov, antes de ser propiamente el alcalde de Moscú en junio de 1992, ya desde 1987 pertenece a la rama ejecutiva de la propia ciudad, lo que le otorgó poder entre otras cosas, en la arquitectura, la extensión del metro de Moscú y las carreteras. Luzhkov fue el responsable directo de la mejoría de las carreteras moscovitas, de la creación de otras tantas que hoy son vías principales de la capital rusa hasta con pasos a desnivel (lo que era altamente moderno), de que el metro se expandiera más allá de donde llegaba y, de la ampliación del sistema de transportes. Esta nueva y última etapa de la arquitectura soviética lleva su nombre, porque desde muchos años antes del desmantelamiento de la URSS, Luzhkov ya buscaba potenciar las características de este nuevo estilo arquitectónico. Aunque en la época, esta etapa no tiene un nombre oficial, pues posteriormente se le asignó el del primer alcalde de la Moscú no socialista.


¿Pero en qué consiste esta nueva etapa? ¿Cuáles son sus características?


Si algo representa esta etapa arquitectónica es el caos y la deconstrucción de lo creado. En esta nueva etapa, ya fallecido Jruschov, el arte como tal se dispara en todas direcciones, debido a que el Estado, por primera vez, no tiene a la arquitectura en su punto de mira. La arquitectura en este punto, concretamente a partir del año 71 y 72, es liberada del propósito ciertamente político, por lo que los artistas se levantan para llevar a cabo nuevas creaciones anteriormente inexistentes. Se busca deconstruir lo existente, mezclar estilos anteriores como el constructivismo con el clasicismo socialista, se comienza a tener la famosa tendencia de desafiar la gravedad, se busca lo vertical, se busca el caos arquitectónico, balcones sobresalientes, zonas suspendidas en el aire, edificios colosales sostenidos por pocas columnas, edificios estrechos de gran altura con picos, etc. En definitiva, el más puro caos teniendo en cuenta las influencias pasadas, deconstruyéndolas. Por supuesto, también se tendrán influencias de estilos occidentales.


En cuanto a influencia del constructivismo, esta etapa también busca las líneas puras, rectas, diagonales y pocas curvas. Vamos a encontrar edificios completamente rectos en los que irremediablemente la geometría va a llamar poderosamente nuestra atención. El estalinismo influye en esta nueva etapa únicamente en el tamaño y en lo colosal. En los interiores encontraremos muchas cristaleras, aluminio blanco y plantas a modo decorativo. Los techos principales suelen ser igualmente de cristal, para conseguir una iluminación total durante la mayor parte del día. Por otro lado, encontramos lo contrario, edificios cerrados a cal y canto, con apenas ventanas, con aires de armadura y con torres centrales en forma de picos, en los que es complicado hasta situar la puerta de entrada. Existe un nuevo concepto que los arquitectos de esta era aplican a sus edificios, la nueva visión de la «máquina del tiempo». Hacer que sus edificios, lo parezcan.


También es característico de esta etapa arquitectónica que no se la pueda definir tan fácilmente. Es tan variada, es tan alternativa y tiene tan poco rumbo fijo, que no puede explicarse en base a una sola dirección como las tres anteriores, sino que elementalmente, podemos mencionar como mucho, las características de algunos de sus edificios y mencionar algunos de sus arquitectos, ya que cada uno tiene sus influencias, sus edificios concretos particulares y su visión propia de la arquitectura. De nuevo, la arquitectura en estos años es de libre creación, fuera de objetivos políticos homogéneos. El estilo Luzhkov fue expandido por todo el territorio soviético al igual que las dos anteriores etapas, sin embargo sus edificios más emblemáticos, por esta vez, no están dentro de Rusia, sino fuera, en el resto de repúblicas.


Artiushin, V. Anikin, L. Novikov o Igor Valikievsky son cuatro arquitectos clave en el entendimiento de la desmesurada variedad de arquitectura acumulada que existe en esta última etapa. Ellos buscaron dar rienda suelta a su imaginación y a su sentimiento artístico, creando algo que nadie había visto antes en toda la URSS. Tenían como objetivo claro que sus obras no fuesen iguales, tal y como supusieron las dos anteriores etapas y, que no se les pudiese catalogar en un sólo grupo. Sus edificios no van a ser baratos, al contrario, todos fueron realmente caros, algunos inclusive más que los edificios estalinistas del centro de las ciudades, debido a sus innovaciones geométricas y a sus nuevos decorados interiores ya mencionados. Estos nuevos edificios no solían estar destinados a ser viviendas, sino a ser hospitales, universidades, centros de estudio de otros tipos, bancos, etc.


El Sanatorio Drushba de Valikievsky es el edificio más representativo del estilo Luzhkov. Se encuentra en Yalta, Ucrania, acabado en 1985. Su forma generalmente redonda compuesta por ventanas en forma de picos fue algo que nadie jamás antes había visto. Se aprecia su influencia constructivista en sus maneras tan geométricas y, su grandeza claramente es influencia estalinista.



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El Instituto de Investigación Robótica de la hoy, San Petersburgo, es otro edificio complejo y harto complicado de catalogar. Este es un ejemplo de arquitectura con influencias de armadura o de máquina del tiempo, construido por Artiushin en 1987.



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El propio Banco de Georgia es un edificio personalmente Luzhkov, con aires de nave espacial moderna. Sus módulos están superpuestos y conectados entre ellos. En cada centro de módulo se sitúan los pasillos, y a los ventanales, las oficinas. Construido por Chakhava en 1974.



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La Facultad de Arquitectura de Minsk, Bielorrusia, es otra más con aires de nave espacial. Frontalmente lleno de cristaleras para conseguir la máxima iluminación, este edificio se acabó por construir en 1983 por Anikin. Este edificio tiene más influencia estalinista por su colosal tamaño, que propiamente constructivista.



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Tras este breve vistazo, pueden entenderse bien lo que suponen las cuatro fases de la arquitectura soviética en su complejidad y a través de sus motivos múltiples. Queda aclarado que a excepción del estilo Luzhkov, las tres primeras etapas de arquitectura siempre tuvieron un fin político siendo herramienta importante de esta para mostrar al mundo el poderío del ideario socialista. La arquitectura fue clave para entender facetas ideológicas que tienen que ver hasta con el propio marxismo-leninismo aplicado en aquél determinado contexto histórico entre comienzos, guerras y necesidades. La arquitectura es otro factor que no aparece sin más por sí solo y que actúa como mejor le venga en gana. Es influenciada por el materialismo, por la necesidad del obrero y hasta por la necesidad del ejército.


¿Qué hay de las estatuas soviéticas más representativas?


No se puede acabar este artículo sin hablar mínimamente de las estatuas más notorias de la era soviética. ¿Qué clase de artículo que hable sobre un tema visual deja en el tintero lo más conocido de dicha era en referencia? Grandes y aplastantes monumentos como la Estatua de la Madre Patria, cuyo contorno es el emblema de nuestra revista. El Obrero y koljosiana, tan significativos no sólo para Moscú o Rusia sino para representar gráficamente el ideario socialista. Mencionemos brevemente tres monumentos importantes:


Acabada de construir el 15 de octubre de 1967 en Volgogrado, Rusia, antigua Stalingrado, hallamos la Estatua de la Madre Patria. Con 85 metros de altura, más alta que la Estatua de la Libertad de Nueva York sin contar su pilar de base, esta más que épica estatua representa, entre otras cosas, la victoria de la batalla de Stalingrado, así como la conmemoración de dicha época. Se tardó en construir 8 años y supuso todo un reto arquitectónico debido a que la creación de una estatua de tal tamaño y con tal pose fueron harto complejos. Sus materiales son metal y sobre todo hormigón, construida por los expertos arquitectos Vuchétich y Nikolái Nikitin.



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Importante este monumento, porque hablamos de una escultora. Vera Mújina nació en Riga y estudió en la Académie de la Grande Chaumière en París. Fue la autora de la emblemática estatua del Obrero y koljosiana, construida en acero inoxidable y con 24 metros y medio de altura, esta estatua coincide con el estilo realista socialista de la época de Stalin y encaja perfectamente con el clasicismo socialista en edificación. El hombre representa al obrero industrial y la mujer al campesinado.



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Como último monumento, vamos a mencionar uno dedicado a la carrera espacial. El Monumento a los Conquistadores del Espacio. Levantado en Moscú en 1964 y con 107 metros de altura, este monumento representa el éxito y la exploración del mundo soviético en el espacio con el Sputnik 1. El Museo de Cosmonáutica está en el interior del monumento. El estilo de este monumento obedece a parámetros influenciados por el constructivismo ruso, debido a su geometría y sobriedad. Sus arquitectos fueron los ganadores del concurso, que recibió más de 300 propuestas: Kolchin y Barshch.



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Webografía:




Sobre el autor:


David de Quevedo es estudiante de Ciencias Políticas en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Natural de Móstoles, Madrid, actualmente reside en Algeciras, Cádiz. Miembro de KFA España, ex-escritor de la parte económica de la revista SAENAL sobre Corea del Norte y ex-militante del Partido Comunista de España.


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